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"L'any Raimon"

Desde hace un par de lustros, cada día de la semana es el día de algo. El Día del Niño, el Día de la Agricultura, el Día del Teatro, el Día del Estreñimiento, el Día de la Lactancia, el Día del Orgullo Heterosexual (éste todavía no se ha constituido), el Día de la Brillantina, el Día del Orgullo Calvo, el Día de las Personas con Sobrepeso, el Día de los Cuñados y Cuñadas, el Día de la Trasparencia, o el Día de los Padres sin Hijos. Pero faltaba uno „no es un día, es un año: l´Any Raimon, el Tony Bennett de Xàtiva. Bienaventuradamente, la Generalitat Valenciana ha reparado en que nadie había pensado en dedicarle el año que merece el cantant de La Costera. Rechaza que le llamen cantautor, y tiene razón, porque ni es George Brassens, ni tampoco Leo Ferré o Juliette Gréco, con quien el genio Miles Davis tuvo un affaire cuando el genial trompetista viajó a París para dar un concierto en 1949 (Salle Pleyel).

Las liberales autoridades que nos gobiernan han insinuado que l´Any Raimon es también un desagravio hacia su persona y su arte vocal porque durante veinte años sólo cantó esporádicamente en la Comunitat Valenciana y jamás en Canal 9. Naturalmente, el culpable fue el PP. Y ahora, las fuerzas del progreso lo desagravian con 17 recitales, de los cuales, tres serán en nuestro primer coliseo (Teatro Principal). Nadie se interroga por qué no lo contrató ningún promotor privado. Sospechamos que tal vez sea debido a su baja cuota de mercado y que por tanto nadie quiso arriesgar su dinero. Lógico.

Sin ánimo de ofender al «nostre artista nacional», su circunscripción vocal ha sido Cataluña y TV3, y la mayor parte de las veces merced a las subvenciones institucionales. Bruce Springsteen (a quien no soporto) o, si viviera, Frank Sinatra, abarrotaban los espacios donde cantaban, desde el Madison Square Garden (New York) hasta The Sand´s (Las Vegas) o Milán (1986), ante 9.000 personas y en presencia del presidente de la República. En el teatro Principal de Valencia estará Ximo Puig, nuestro presidente, a quien guardamos el mayor de los respetos y por esto mismo sobran las comparaciones.

Pero estamos mezclando las churras con las merinas, a Sinatra con Raimon, y a cantantes que no requieren subvenciones públicas con otros que sí; en el caso del vate de Xàtiva, no importa tanto cómo canta, sino lo que representa de «lluita» y «afirmació nacional i com a poble» para sus fans. A tal efecto, cobrará 16.000 euros por recital (2.662.176 millones de las extintas pesetas), a repartir entre la Generalitat, las diputaciones proclives y los ayuntamientos que ansíen agasajar al poble.

Como actualmente «la identitat com a poble» y «els arrels amb la resta dels Països Catalans» (Cataluña; de Salses a Guardamar; las Baleares y las Pitiusas; la Franja de Ponent, al este de Aragón; el Alguer; o la plaça de l´Arbre, en Valencia) es el objetivo de nuestros gobernantes nacionalistas, los recitales tendrán un caire reivindicatiu. El rasgueo de la guitarra y la voz serán subsidiarios. Menos mal. O no hay mal que por bien no venga.

Escribe Joan Fuster en la biografía de Raimon (1988, páginas 38 y 39), refiriéndose a cuando el chanssonnier se matriculó en el Real Conservatorio de Música y Declamación: «El professorat del Conservatori començava pel principi „honestament. En una classe explicaven com funciona l´aparell fonador; en l´altra, quins són els secrets d´una prosòdia correcta. No eren uns temes massa atractius per a "el Pele". Ell es considerava, i amb raó, posseïdor d´una larinx formidable, que funcionava automàticament sense necessitat de saber-ne el com, i creia que la prosòdia és una fotessa ridícula. S´hi ensopia: cada classe se li convertia en un martiri».

L´Any Raimon va a costar, en pesetas, 44.256.992 millones. Sinatra, por favor, «Fly Me To The Moon».

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