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Moda, modificación

Las dos palabras tienen una misma raíz latina, y realmente «moda» es una «modificación» constante. Que en estos momentos alcanza un grado de ebullición, no tanto en contenido „los modelos que elabora„ sino en su producción y presentación pública; ahí va a estar (o ya está) el nudo de la cuestión. Desde que empezó a prosperar el «pret-a-porter de lujo» o «demi-couture» o como quiera que se llame, por un lado, y por otro la Alta Costura emprendió una carrera desaforada con colecciones crucero, «medio temporada» y cosasa sí, dinamitando por el camino a creadores exhaustos (aún colean abandonos de Alber Elbaz, Raf Simons, Alexander Wang y alguno más, literalmente pulverizados a fuerza de aceleradas exigencias) la industria y atesanía de la moda aparecen obligadas a redefinir sus posiciones y renovar sus procedimientos. ¡Es el sistema el que ha entrado en juego!

En este panorama no resultan sorprendentes las declaraciones hechas a Mabel Galaz por un icono como Manolo Blahnik, que desde luego no se muerde la lengua: «A mi edad „proclama„ puedo permitirme decir lo que pienso». Y lo que piensa, por ejemplo, es esto: «Me espanta la palabra ´diseñador´, como ´style´ y ´celebrity´; están degeneradas. Yo soy un dibujante de zapatos y quizá un artesano. Tengo pánico a la moda y a lo que supone de cambio. Yo evoluciono, pero a mi manera, sin estar forzado a hacer cualquier cosa que no me interese». Y para subrayar, añade: «Lo que busco es la belleza. No hay nada que me interese más».

¿Persiguen la belleza los autores de moda? ¿O, en muchos casos, sólo la resonancia, el desconcierto, incluso el escándalo...? También es verdad que cada uno la entiende a su aire. Y son muchos aires.

Ahora que hemos perdido un intelectual de la magnitud de Umberto Eco, quiero recordar que, junto a sus libros de alto calado filosófico o semiótico y sus novelas leidísimas, Eco fue también el responsable de obras que pueden considerarse menores, pero que nos han llegado trabajos tan interesantes como Historia de la belleza, voluminoso y precioso libro, ilustrado con cientos de reproducciones de obras de arte, en el que analizan las distintas ideas de belleza (en naturaleza, el cuerpo humano, los astros, las proporciones matemáticas, las piedras preciosas, los ropajes, etc.) que se han sucedido desde la Grecia Clásica hasta el final del siglo XX. A la vista de la variedad de cánones propuestos, los cambiantes conceptos sobre lo bello que han sido vigentes a través del tiempo, el libro concluye así: «Nuestro explotador del futuro deberá rendirse a la orgía de la tolerancia, el sicretismo total, el absoluto e imparable politeísmo de la belleza». Nada que añadir a tan sabias palabras.

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