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La moral

Los alemanes que hace unos días bailaban, eufóricos, alrededor de las llamas de un centro de asilados de Bautzen, impidiendo a los bomberos llevar a cabo su trabajo, ven la tele. Todo el mundo la ve, ¿por qué ellos no? Significa que deben de estar al tanto de las penalidades de las familias que huyen de la guerra o del hambre con bebés a cuestas, con mujeres embarazadas, con ancianos enfermos. Conocerán sin duda la foto del pequeño Aylan, arrojado por las olas, como el cadáver de un pez, a las costas de Turquía. Nombramos a Aylan a sabiendas de que se ha quedado un poco antiguo, pues los horrores no han dejado de crecer desde su muerte, pero quizá su nombre todavía les suene. Si los alemanes de los que hablamos le echan un vistazo al periódico que encuentran cada mañana en la barra del bar, se tropezarán, como cualquiera, con las imágenes de barrios sirios destruidos por las bombas, las ventanas de las casas sin marcos, como los ojos de las calaveras. Son gente informada, en fin, no marcianos recién caídos en este perro mundo que ellos colaboran a que sea más perro. ¿Cómo entonces pueden alegrarse de que arda un modesto y pequeño refugio encargado de recoger a esta pobre gente? ¿Cómo es posible que ellos mismos, según se sospecha, hayan provocado el incendio? Pues es posible por las mismas razones por las que los gobiernos de la vieja y culta Europa escuchan los lamentos de los ahogados sin cortarse las venas. Quizá cuando todo esto aparezca en los libros de Historia, dentro de cuarenta años, sintamos un estremecimiento semejante al que nos produce ahora la narración del Holocausto. O quizá no.

Casi de forma simultánea a este baile ritual bárbaro, Cameron regresaba a Londres después de haberse cargado, con la complicidad de los otros 27, una de las vigas maestras de la UE. Quede dicho en su descargo que la demolieron con la excusa paradójica de no acabar con la Unión, y de que se trataba de una viga moral. La moral, digámoslo rápido, nos la sopla. No hicimos este invento para ser mejores, sino para que se forraran unos cuantos que están en ello, y con qué ganas. He ahí otra forma de corrupción legal, no la que han llevado a cabo estos tontos del PP, que van a acabar todos en la cárcel.

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