Vendrán los catalanistas (con perdón) y quitarán las fallas, mancillarán la Senyera, acabarán con las mascletaes...» Quien más y quien menos ha oído durante muchos años a algún apasionado agorero pronosticar la apocalipsis total de la cultura valenciana si ésta „Dios no lo quisiera„ cayera algún día en manos de cierta gente, irrespetuosa por ADN y desde la cuna para con las tradiciones autóctonas y acérrima enemiga de símbolos e identidades propias, como todo el mundo sabe. Pitarían a la izquierda, catalanista (con perdón) o no, en la Crida y la mascletà porque, repito, como todo el mundo sabe, el mundo fallero „tratado así, en general, como si fuera un ente con vida propia y no un universo festero formado por ciudadanos individuales con criterio propio, generoso y abierto„ no acogería bien otro gobierno que no fuera un cierto gobierno, con una manera de pensar, de actuar, de hablar..... Un gobierno que no fuera, hablando claro, el suyo. Y llega la Crida y el azul de la Senyera conquista casi media Torres de Serrans; y suena la Marcha Real también entre la estupefacción de varios de estos agoreros; la mascletà retumba con igual volumen de decibelios, y las falleras mayores no sólo se implican como antaño sino más, ya que por primera vez la regina infantil tiene voz propia y dice la suya en esta fiesta patrimonio de todos.
Y a mi solo se me plantea una disyuntiva: o los catalanistas (con perdón) son maquiavélicamente camaleónicos y lo hacen todo por votos y pervirtiendo sus propios valores y creencias al estilo de Groucho Marx (si no le gustan mis principios tengo otros) o alguien intentó vendernos un cuento chino muy viejo y muy caduco, muy interesado „como la canción «sin mi no eres nada»„ o, simplemente, muy desconectado de la realidad. Porque, ahora que Vicent Baydal dice que los valencianos somos más antiguos de lo que pensábamos, quizás cabe redefinir qué es lo que somos en realidad y si somos algo en concreto (que lo dudo) o mucho en general. Quizás ha llegado la hora de lanzar por los aires todos tipos de etiquetas que se nos van de las manos y por la boca sin darnos cuenta : taurinos, antitaurinos, catalanistas, blaveros, urbanos, rurales, pijos, perroflautas, heterosexuales, gays...y simplemente ser como cada uno quiera ser y disfrutar de las fiestas quien quiera. Que tampoco es obligatorio.
