Los escritores somos como los adolescentes: necesitamos la peña, la tertulia, la horda. Y nosotros, «escriptors de la Ribera», encontramos la nuestra hace muchos años en Cullera, aunque la última trobada fue en Sollana que tan cerca está de Sueca -diez quilómetros- que se divisan mutuamente en el recto espejo del arrozal. En esa línea derecha se estrelló Amado Granell, el hombre al que se rindieron los nazis de París: su calavera de cristal se alinea con Júpiter cada Pascua florida. Y de Júpiter es el exvoto que junto a monedas romanas de Arse/Saguntum, arrastró alguna riada a Sollana, la Sulyana mora. Y yo que ni conocía el Pou Pudent, ni las casas de agricultor rico de la avenida dedicada al psiquiatra católico (si no es un oxímoron), López Ibor.
Tres veces intentaron los cristianos establecerse en Sollana y sólo a la larga triunfaron en el empeño: los moros de la Alcahicía les llevaban mucha ventaja en aprovechamiento de los arrozales gracias a la simple genialidad de su hidráulica. Sigue en su sitio el Portet de L´Albufera que tiene muy cerca el Tancat de Mília que junto al Tancat de L´illa y al Tancat de la Pipa son tres artefactos para practicarle la diálisis al lago y devolverle el agua más limpia. En esos tres riñones de hierro se han establecido los ibis negros (moritos) procedentes de Egipto. Tierra de faraones. Sollana, como Egipto, vive a expensas de los limos y la plana aluvial, abierta a todas las aguas, no puede hacer otra cosa que crecer.
Nos agasajó el alcalde Juan Roda y fue nuestro cicerone Joan Ferrús que posee el secreto de la amenidad narrativa: contar sólo un poco, lo justo, y seguir con otra cosa. Tuve de vecino de mesa a Manel Joan i Arinyó que acaba de publicar «Noches perfumadas», la versión castellana de su novela más conocida. Y enfrente a Manuel Baixauli, celebrado por la crítica como ninguno en muchos años y «descubridor« de «Gegants de gel», una novela extraordinaria que estremece desde el principio con la historia del adolescente atrapado por una vampira sexual. No estuvieron las Reinas Magas, pero están en Verkami: «jo també sóc maga».
