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Pablo Iglesias exprime la naranja mecánica

Pablo Iglesias sigue empeñado en convertir el Congreso en un plató manirroto de televisión y aprieta las tuerkas del ingenio con tenazas de chascarrillo. No contento con convertir a Otegi en preso político para pasmo de extraños que no de propios, el hombre que reescribe la historia convirtiendo la victoria española en los Países Bajos en una derrota y propina ósculos de campeonato a Xavier Domènech, reprochó a Pedro Sánchez "su pacto con la naranja mecánica", o sea, con Ciudadanos. Una comparación sin duda negativa que nada tiene que ver con aquella selección holandesa (vestida de naranja, el color de Ciudadanos) del Mundial de Alemania del 74 que practicaba un fútbol total.

Hay que suponer que estaba pensando al soltar su ocurrencia en la célebre y muy denostada película de Stanley Kubrick (1971), basada en la novela del mismo título de Anthony Burgess y que narra las andanzas de un psicópata que asesina y viola sin pestañear, disfrutando con el pánico y el sufrimiento ajeno. Con "La naranja mecánica" pasa como con "Alguien voló sobre el nido del cuco": muy pocos saben qué demonios significa el título y, para empeorar las cosas, hay varias versiones sobre su origen. Así que lo más apropiado en este caso es acudir al mismísimo autor de la polémica y vitriólica novela (murió en 1993 a los 76 años) y recordar lo que escribió en un prólogo: "Las naranjas mecánicas no existen, excepto en el habla de los viejos londinenses. 'Ser más raro que una naranja mecánica' quiere decir que se es extraño hasta el límite de lo extraño. En sus orígenes 'raro' (queer) no denotaba homosexualidad, aunque 'raro' era también el nombre que se daba a un miembro de la fraternidad invertida. Los europeos que tradujeron el título como 'Arancia a Orologeria' o 'Orange Mécanique' no alcanzaban a comprender su resonancia cockney y alguno pensó que se refería a una granada de mano, una piña explosiva más barata. Yo la uso para referirme a la aplicación de una moralidad mecánica a un organismo vivo que rebosa de jugo y dulzura".

Leído esto cabe preguntarse: ¿sabe Pablo Iglesias que al comparar a Albert Rivera con la naranja mecánica le está calificando, en realidad, de un ser que rebosa jugo y dulzura? ¿Será un guiño conciliador del líder de Podemos en el fragor del combate del "Ju(e)go de Tronos" que se desarrolla entre broncas y borrascas en el Congreso? Y si no lo sabe, ¿está tildando al atildado Rivera de psicópata que va por ahí sembrando el terror y el sufrimiento? Seguramente no quiso hacer ni lo uno ni lo otro y no hay que darle mayor importancia a una ocurrencia menor dicha para hacerse el gracioso. Hubiera quedado más apropiada una frase que dice el personaje de Alex en la película: "La iniciativa les llega a los que saben esperar". Apúntela, don Pablo: la sesión continúa.

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