Sostiene el emergente Pere Fuset que las Fallas representan el caos mejor organizado del mundo. Incuestionable, sobre todo cuando se pronuncia el teorema vestido de reglamentario torrentí, aunque lo mejor sea dejar la fiesta en paz, porque todos los sentimientos son plurales y diversos. Vienen al pelo la reflexión del regidor de Valencia „el Bloc está perdido si no lo aclama como líder„, porque un compañero suyo de corporación está provocando el desorden en el tráfico. A Giuseppe Grezzi hay que agradecerle sus enseñanzas teóricas, pero la práctica es que conducir por la ciudad se ha vuelto imposible. Tras la peatonalización interruptus del entorno de La Lonja, anuncia algo similar en Serranos y pretende extender las restricciones de 30 km/h, aunque las líneas de la EMT mantienen su recorrido de hace treinta años.
Mientras la Plaza del Ayuntamiento sea una estación de autobuses poco se puede hacer. Sin una solución definitiva al transporte público municipal, y metropolitano, se antoja papel mojado medidas provisionales que parecen maquillaje para justificar la pomposa área de movilidad. La red de EMT condiciona todo el tránsito, tanto de conductores como de peatones. Sin líneas con trayectos coherentes y fluidos, pocos abandonaran el coche. Después de ocho meses, y casi un lustro en la oposición, se desconoce la propuesta definitiva, pero crecen los descontentos. A comerciantes del centro histórico, taxistas y usuarios de la EMT, se han unido ahora alcaldes de l´Horta. Hasta el alcade Ribó ha tenido que recurrir a su demostrada cintura política para calmar ánimos.
En unos días, Valencia será ocupada por los peatones con la primera circunvalación restringida. Nueva ocasión para descubrir el sano ejercicio de pasear por uno de los centros históricos más fascinantes de Europa. Igual hay que seguir el ejemplo fallero para que el tráfico sea ordenado. Porque como reconoce uno de los comerciantes con más criterio de Ciutat Vella, todos los votos que gana Fuset, los dilapida Grezzi.
