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Atención, griegos

os debates de investidura no abordan problemas reales, como hemos visto, y se dedican, sus señorías, a exhibir agravios y arrugar el morro ofendido. Pablo Iglesias estuvo faltón, pero, antes, los viejos duques del socialismo le escarnecieron otro tanto, Felipe el que más. Pero Felipe era amigo y socio de Carlos Andrés Pérez, el único presidente de Venezuela destituido por chorizo, aunque no el único ladrón. Creo que Podemos no tenía un plan B por si fallaba la propuesta de un gobierno de izquierdas, que si depende de los independentistas arracimados, ni será de izquierdas ni, probablemente, gobierno. Por ejemplo, una abstención amistosa a favor de Pedro Sánchez, sin participar del Gobierno, puede y quizás debe considerarse: a cambio de algunas reformas legales y de atención urgente a los más dañados por la piratería financiera.

Pero volvamos a los problemas reales. En «Yo, Claudio», uno de los personajes se pregunta: ¿Por qué si los griegos eran tan valientes y listos, son ahora esclavos nuestros, y no al revés? Porque no entendieron el momento político. Si la UE sigue con su política de creación creciente de miseria disfrazada de austeridad, y de tratados (TTIP), no libres sino desbragados, de comercio transoceánico, el número de víctimas del doble desastre será de tal magnitud que creerán en cualquier cosa. Y la votarán. Como muchas víctimas de la crisis votan a Viktor Orban en Hungría y a Beata (se llama así) en Polonia y a Marine Le Pen en Francia, con una curiosa inversión de términos: los responsables de sus desgracias serían los inmigrantes, que aún tienen menos que ellos.

Como votan a Donald Trump en Estados Unidos porque los liberales ya no creen que lo suyo sea defender el poder adquisitivo de la gente, sino casar mariquitas y hacerse millonarios, dicho sea con todos los respetos, mientras la energía desviada de los perjudicados se invierte en más fascismo y xenofobia. Europa solo admite más unidad o desmantelamiento y suicidio. George Bush Niño fue Tiberio. Donald Trump sería Calígula. Mucho ojo, griegos.

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