Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Sueca United

Puede que escriba demasiado de mi pueblo, Sueca, pero he echado un cálculo y creo de no absorbe más del 3 % de mis esfuerzos, lo que puede considerarse una astilla apropiada, según mis clásicos catalanes y castellanos. Y hoy quiero hablarles del Sueca United que después de unos cuantos años de ejercicio penoso en el césped de los campos de fútbol de las categorías que lindan con el inframundo y la minería, han atraído la atención de los feroces supervisores y custodios de las reglas de oro que les acusan de falta de empeño, escasa uniformidad, irregularidades en la alineación y cosas así. Comparado con los que ocurre en las equipos considerados normales „y no digamos ya en el palco del Real Madrid„, unos verdaderos santos. Pero no compiten, no tratan de aplastar al rival: imperdonable.

El Sueca United, que tiene en Pau Codina a su teórico y cerebro performativo, es para el fútbol lo mismo que Dadá para la literatura: un intento de disolución y retorno al caos anterior al buen gusto o la competitividad. Lo cierto es que al fútbol le quitas el espíritu guerrero del clan, y parece una forma curiosa y aburrida de ballet campestre, no en vano fútbol y capitalismo „si es que hay alguna diferencia„ nacieron en Gran Bretaña donde, a la vista del clima que padecen y de la inaudita belleza de sus mujeres, no es raro que siempre estén dispuestos a pelearse.

Sueca ha dado al fútbol grandes figuras y muchos tipos fronterizos que se malograron por lealtad al vicio, que también es una forma de virtud. Pero ni todos los suecanos pueden ser figuras del fútbol ni todos los gitanos, flamencos. Alguien tiene que soplarnos al oído la verdad acerca de la futilidad última de todas las cosas. Ellos explican que se lo pasan bien, que nunca se olvidan de almorzar (aunque, a veces hayan acabado el partido sin saber donde estaba la portería contraria) y que colaboran con iniciativas benéficas: ¡coño, si hasta parecen un equipo de verdad! Como negado para el fútbol que soy, aunque temible en las distancias cortas, o sea en el futbolín, digo: ¡Salve, Sueca United!

Compartir el artículo

stats