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Lo que no arderá en Fallas

En estos tiempos de sobreexcitación política y fomento de la superchería, los gestos y los detalles han superado a la política del pacto y el respeto institucional de nuestros mayores. Manda la banalización, el ósculo parlamentario y lo más viral. La última filigrana afecta a la milicia, que estaban tan tranquilita. La España bienpensante se lleva las manos a la cabeza porque la alcaldesa barcelonesa Ada Colau -con modales versallescos eso sí- pretende expulsar al Ejército de los foros ciudadanos. Nadie dijo ni mu, sin embargo, cuando estas navidades un recién estrenado gobierno municipal en Valencia apuntó en esa dirección arrinconando a la milicia en Expojove y achicándole espacios a la benemérita y a la Policía Nacional. Es una opción legítima, sin duda. Los votos están modificando notablemente las referencias públicas.

«Posemos». No es Antonio Montiel -líder de Podemos en la CV- propenso al show. La franquicia valenciana del movimiento circular es mucho más tacticista y palaciega. Sin embargo la trayectoria reciente de esta formación -en el ámbito general- plantea grandes interrogantes. El principal es si representan estos «nuevos» emergentes y en ocasiones divinos la verdadera pulsión del cambio. Muchos de quienes simpatizaban con Pablo Iglesias se deben preguntar si estarán gestionando bien el voto recibido o si, quien sabe, son sólo un sarampión electoral de paso. Lo que sí adivinamos es mucha sobreactuación quizás enfocada a conservar apoyos en sus graneros principales, Madrid y Barcelona. Sin embargo, lo que se detecta en algunas actitudes es la irrupción de lo antiguo, la intolerancia y el frentismo, una fórmula combinada de bisoñez y radicalismo que ocultaría el despertar del fracaso en la gestión.

Tapones. Llegado el caso a Iglesias igual le hacen un «Garre» el outsider murciano que ha llamado «tapón» a Mariano Rajoy por suponerle como el causante principal de que el PP no avance imbatible hacia la gobernabilidad. Por su parte, el líder de Podemos también ha optado por engordar a base de numantinismo, por encima de gobernar con Sánchez&Rivera, que ya son como una marca de fino. Lo hace con un discurso entre agresivo y excluyente. Está por ver si esa voluntad que el líder podemita expresa representa al multicolor y amplio 15M, si su estrategia piramidal y personalista no estará decepcionando a una base en la que bulle una pulsión de cambio y que no puede emerger. Los dependientes, los parados y los humillados, ¿se sienten representados por su desafiante pose arremangada? La mitad de votantes de Podemos no, según la demoscopia reciente.

Compromís. En Valencia Compromís es quien ocupa la mayor parte del espacio natural de Podemos. Aquí la vorágine judicial está provocando fenómenos, cuando menos, singulares. El alcalde de Valencia puede haber caído en la misma dinámica que su formación ha contribuido a generar. La señora que limpia la escalera de mi finca me preguntaba el otro día: «¿Y Ribó, va a dimitir por la comida esa?» Ya se sabe que la calle tiende a simplificar los diagnósticos y observa la realidad a través de los ojos del periodista -en ese sentido seguimos teniendo crédito-. Que esa idea acabe calando -la posible dimisión del primer edil por los gastos de un fin de semana gallego- no es una buena noticia para los nacionalistas. Y eso que lo que presumimos que pretende Ribó no es otra cosa que lanzar o bien un mensaje de coherencia que presione al PP -entrampado en su laberinto de líneas rojas- o bien un trágala judicial.

La flauta del PP. Ahora bien, lo que resulta asombroso es el origen del lío no buscado en el que se ha visto envuelto el alcalde. El Grupo Popular del Ayuntamiento de Valencia está como el Valencia CF. Sin jefe y jugando con perfil bajo. Pero aún así, desarbolado y sin líder, es capaz de que le suene la flauta y de meter algún gol. Es como cuando el VCF juega a su libre albedrío, sus peloteros prescinden del Neville de turno y un Paquito Alcácer es capaz de embocarla en las peores circunstancias. ¿Espejismo?, puede. Pero gol es gol. Entre Alfonso Novo y Eusebio Monzó le han colado un chicharro al gobierno municipal del que todavía no se conocen las consecuencias reales.

Rita-Ribó. A cuenta del viaje del alcalde Ribó a Galicia -sobre cuyo fin último se discute en definitiva-, el quid de la cuestión radica en que en el ámbito de la gestión institucional es muy difícil separar en ocasiones el grano de la paja. El conflicto consiste en que mientras se observa como objeto denunciable el ritileaks, ahora se juzga este asunto de distinta forma cuando, al final -salvando el montante y otras circunstancias- vienen a ser animales especies parecidas. A Ribó se le escruta por si ha sobrepasado la delgada línea que deslinda el acto administrativo del acto político, algo por lo que se ha condenado -antes de juzgarla- a la exalcaldesa Barberá. Rarezas.

Lo viral en positivo

Ha llegado a nuestros oídos la existencia de un personaje singular, positivamente singular. Se trata de Suzanne Carpenter. Suzanne ya es la persona más viral del orbe, o de los Estados Unidos, que es lo mismo. Mucho más que Pere Fuset, que ya es decir y quien debería ponerse el chándal por si acaso y potenciar su estrategia para que no le muevan la silla. A lo que íbamos. Con tanta basura en las redes, Capenter -que tiene 71 años y vive en Florida- es el mejor ejemplo de la viralidad en positivo pues en menos de un mes ha conseguido convertirse una de las principales influencers del país. Y todo con su campaña contra el candidato republicano #nevertrump.

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