Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

«Chao, chochín»

Estuve en el Principal viendo y escuchando „se trata de un musical del terreno„ Chao, Chochín, espectáculo de cabaret muy bien resuelto por el debutante Eugeni Alemany y las Reinas Magas, una agrupación de señoras que cantan muy bien y que se han tenido que pasar los últimos meses, las pobres, desmintiendo que sean ellas les Magues, las otras, las de la cabalgata impugnada, la greña jacobina que amenaza a los reyes de Oriente (70 decapitaciones al día en Arabia Saudí, nuestros amigos), la punta de lanza que acomete a la civilización cristiana, en una palabra, las de Sueca, que han acabado en una falla y además, creo, con su ninot indultat. Cuando de niño cometía alguna trapacería, mi señora madre amenazaba: «Et trauran en una falla!». No lo conseguí, qué pena.

Con la secta apestosa de la corrección política adueñada del mundo y los gobiernos electos secuestrados, con gusto, por la guardia pretoriana financiera, armada con tarjeta de platino, nunca fue tan necesario como ahora el cabaret, que también han intentado Tonino y La Margot en La Rambleta, entre otros. Aunque se percibe la melancolía, el hueco de una ausencia, pues como se dice en el epígrafe de Chao, Chochín, extraído de Puro teatro y algo más, de Fernán Gómez, hemos olvidado que variedades es una palabra mágica que remite a la diversidad de papeles que encarna el cómico, a la venturosa ligereza que nos alivia de tanta gravedad, al espectáculo callejero, el travestismo y el Carnaval y, sobre todo, a esa ilimitada capacidad de los niños para jugar a ser reyes, generales, mártires, traidores, princesas.

El estreno de Chao, Chochín que termina con un inesperado, pero no inverosímil, canto coral y despechugado de Al vent, también ha significado la toma de Hamburger Hill, la okupación de la escena por la compañías valencianas que sufrieron los largos, inacabables ayunos impuestos por una derecha local que siempre cree que el violinista virtuoso sólo puede venir de Hungría y que lo que no bendijo Madrid, quizás traiga la peste. Empeño y continuidad, o como dijo Cervantes, que cada puta hile, y comamos.

Compartir el artículo

stats