Los suelos forestales respiran y en este proceso emiten dióxido de carbono (CO2). La cantidad de emisiones no es constante, sino que depende de la salud de los bosques, como también la capacidad de absorción de este gas de efecto invernadero por parte de los árboles. Los episodios de sequía como los registrados en el área mediterránea durante los pasados meses, junto a los incendios o el efecto de las plagas, pueden alterar también su balance de carbono. El suelo de los bosques alberga dos terceras partes del carbono de los ecosistemas forestales, por ello, los científicos están intensificando su estudio con el fin de reforzar las políticas de cambio climático. Investigadores del Museu Nacional de Ciències Naturals (MNCN-CSIC) y del Centre de Recerca Ecològica i Aplicacions Forestals (CREAF) han demostrado que, a medio plazo, la sustitución de pinos silvestres por encinas tras un fuego puede reducir un 36% las emisiones generadas por los suelos donde se encuentran. El estudio se ha realizado en un bosque de Prades, en el Baix Camp, Tarragona, y sus resultados son cruciales porque ayudan a conocer cómo se comporta el suelo forestal ante episodios de mortalidad de árboles por sequía o calentamiento y, en consecuencia, a entender los procesos absorción y emisión de CO2 por parte de los bosques.