Hoy es el día grande de todos los valencianos y valencianas. Celebramos una de las fiestas más importantes de España, que es capaz de situarnos anualmente en el calendario internacional gracias a su magnífica combinación de ingenio, arte, cultura y belleza. Hoy, 19 de marzo de 2016, nuestro pueblo reivindica con justicia que las Fallas han de ser Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, latiendo al unísono el corazón de todos nosotros junto con el que majestuosamente se puede ver en el monumento instalado en la Plaza del Ayuntamiento.

L´Ofrena, la mascletá, la indumentaria, los fuegos artificiales y todo lo que rodea a las Fallas conforman un amplio programa cultural y festivo que el mundo fallero ha sido capaz de completar y mejorar con los años. Así, en esta edición podemos resaltar que más de 800 fallas lucen su banderín contra la violencia de género, un elemento más a considerar en la candidatura a esta alta distinción, puesto que el patrimonio cultural inmaterial ha de ser compatible con los derechos humanos y el respeto mutuo, convirtiéndose así las Fallas en la mejor embajadora en la defensa de la igualdad. Todo esto, y mucho más, hace que las Fallas sean ya patrimonio de la humanidad, al margen de su proclamación, puesto que son una manifestación viva de la cultura colectiva compartida y arraigada en lo más profundo de nuestra valencianía, un acervo de conocimientos, técnicas y valores que se han ido transmitiendo de generación en generación. De ese modo, cuando hablamos con nuestros padres o con los padres de nuestros padres, por mucho que haya cambiado la sociedad, lo que siempre ha estado presente en el alma de este pueblo son las Fallas.

Estamos ante una tradición cuyos orígenes se pierden en la historia de esta tierra y vinculándola en sus últimos siglos a una antigua costumbre de los carpinteros de la ciudad, que en vísperas de la fiesta de su patrón san José quemaban aquello que les sobraba de sus talleres. Con el paso del tiempo fue adquiriendo un carácter más estético, conjugado con una visión crítica, ácida e irónica de la actualidad. Teniendo claro que es una fiesta que nos define e identifica, lejos de estériles polémicas, salgamos a la calle a disfrutar de estas últimas horas, empujando para conseguir un reconocimiento que nos corresponde por originalidad, historia y tradición. Mañana empezaremos a preparar las próximas Fallas, con la seguridad de que en 2017 seremos, todavía más, patrimonio de la humanidad.