De nuevo golpeados por el terrorismo yihadista, las televisiones se volcaban ayer en el seguimiento de las explosiones en Bruselas cancelando programas de entretenimiento. También en esta columna se iba a hablar de otra cosa. Pero no es posible guardar silencio. Por las víctimas.
En plenas vacaciones de los presentadores titulares de magacines y tertulias de las privadas, excepto Javier Ruiz en Las Mañanas de Cuatro, fueron los sustitutos „Esther Vaquero en Espejo Público, Joaquín Prat en El Programa de Ana Rosa y Cristina Pardo en Al Rojo Vivo„ los que llevaron el peso de los especiales. Lamentablemente, ni sorprende el atentado, ni la completa cobertura ni tampoco la reacción de algunos seguidores del que podría llevarse el premio a espacio más maloliente, Mujeres y hombres y viceversa. Otra vez algunos de los que lo ven, demasiados, escribieron despreciables tuits indignados ante la supresión del dating show. No sé yo si esos comentarios no son constitutivos de algún delito, ahora que se vigilan tanto las cuentas de la red social. Alguno llegaba a desear que se muriesen todos los de las noticias.
María Casado, desde Los Desayunos de TVE, empalmaba con el telediario de mediodía. Se echó en falta al corresponsal en Bruselas, José Ramón Patterson, que estaba en España. El conocido rostro en la capital de la Unión Europea hasta hace unos meses, Álvaro López de Goicoechea, aportaba su experiencia desde los estudios. La corresponsal en París, Marisa Rodríguez Palop, informaba por teléfono y después desde una carretera de camino a la ciudad belga.
Solo esperamos que nadie en TVE crea que deben ponerse medallas por su trabajo, como hicieron el domingo con el accidente de Freginals y antes por los atentados de París.
