Bertín Osborne es líder de audiencia en TV1 y salva a la cadena televisiva con su hacer campechano, dicharachero y gracioso andaluz. Las risas al recordar aquello de la Lola Flores en boca de su nieta : «Si me queréis , irse», nos devuelve el alivio necesitado ante un horror que nos desborda. Calentarnos la cabeza y profundizar, tras las risas, al día siguiente para conocer la realidad, procesarla y decidir como podríamos arrimar el hombro ante esta atadura a una Europa mercantilizada, nos da pereza. Nos va más indignarnos, enfurecernos, resignarnos que reeducarnos en la nobleza de la calidad humana. Quizás, tragarnos todas los perversiones de los políticos corruptos y obedientes a las ordenes de grandes empresas, nos ciega. No todos los políticos son iguales y si no, ahonden un poco en sus actos, coherencia y en su ejemplo. Lo peor de algunos es que no nos cuenten lo que urden. Entiendo que indagar en un acuerdo entre PSOE y PP que viene aprobándose entre la Unión Europea, EEUU y otros países como Canadá o Australia nos enfadaría aún más. El TTIP es un Tratado Trasatlántico Internacional que hará temblar a la pequeño-mediana empresa española. Es un Tratado que solo los eurodiputados pueden leer durante una hora sin poder llevarse ningún documento. Un Tratado lleno de palabras técnicas que exigiría un largo trabajo y análisis de gabinete. Un Tratado que cuando Alberto Garzón, diputado entonces de IU, en 2014 , planteó al gobierno la convocatoria de un Referéndum aquí, antes de su firma, el PP y el PSOE se opusieron. Creo que un partido político votado por su pueblo para que gobierne se comprometió con bienestar de la población no con el beneficio de los grandes mercados. No cuentan con nosotros.

En el TTIP figura, por ejemplo, que los Tribunales Internacionales de Justicia desaparecerán porque los países firmantes se comprometen a que diriman los conflictos una cosa llamada : ISDS, que son los representantes de las enormes empresas.¿Quien manda aquí? Ahora bien, PP, PSOE y Ciudadanos afirman que nada se puede hacer contra los mercados. ¿Para qué les votamos a ellos? ¿Para qué sirve la política? Seamos serios tras las risas con Bertín y repasemos un poco durante el período de la segunda República en Espapapapaña: La política y los políticos deben y pueden dar ordenes a la economía y a los mercados en este siglo XXI y no al revés como nos hacen tragar.