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Abril, novias mil

Tal vez no sean tantas, pero sí bastantes para ir llenando el calendario con ellas. Aunque lo de casarse no tiene fecha fija, la primavera (que ya se sabe que la sangre altera) es temporada propicia a las alergias... y a las bodas.

No todo el mundo las celebra tan discretas y secretas (pero nos hemos enterado todos) como lo han hecho Iker Casillas y Sara Carbonero. Una inmensa mayoría se inclina por las bodas de rumbo, y desde luego no les faltan ocasiones ni orientaciones: revistas especializadas, blog, ferias, desfiles... Por cierto; en otro tiempo las modelos vestidas de novia salían a la pasarela a los sones del Ave María de Schubert o un aria de Haendel, en actitud concentrada, absortas, casi en éxtasis. Ahora suele acompañarlas una música cañera, y avanzan desafiantes, dispuestas a triunfar. De eso se trata.

Muy a menudo cada novia emprende un auténtico maratón en la tarea de encadenar los preparativos y los casi infinitos detalles que hoy día convierten el sencillo acto de contraer matrimonio en una parafernalia interminable. El vestido, claro, (y lo que se lleva debajo), el tocado, las joyas, el ramo, el maquillaje, los zapatos, la decoración del banquete, el diseño de la tarta, los regalitos para los invitados... Seguramente me quedo corta. ¡Ah!, y los consejos: lo que piensan la mamá, la futura suegra, la madrina, las hermanas, las amigas... Todo el mundo tiene su opinión, y no se la calla, por supuesto.

Naturalmente, hay otras vías. Por ejemplo, el libro Vamos de boda, de Lorenzo Caprile „una autoridad en la materia„ que condensa su experiencia en una guía práctica de lo más sensata y útil. Este es su «consejo final» a una hipotética novia: «No persigas la originalidad a toda costa. Esa desenfrenada búsqueda se paga a veces con el ridículo». Genevieve Antoina Dariaux, que dirigió durante muchos años la maison Nina Ricci, publicó hace años un delicioso libro, Muy chic, del que entresaco esta advertencia : «Cuidado con las pesadas colas, que se pegan a la alfombra y hacen que la joven pareja parezca un par de convictos arrastrando una bola y una cadena».

Y vuelvo a Caprile: «Huye de las tendencias. Lo importante es resaltar tu belleza. Y, sobre todo, crear imágenes intemporales para que el día de mañana, cuando enseñes tu álbum de fotos a tu nieta, te sigas viendo espléndida, actual y siempre joven. ¡Nunca disfrazada de novia!».

Como muestra, una de esas «imágenes intemporales», obra de Merche Segarra para la firma Jesús Peiró.

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