Estoy últimamente muy aficionado a desmentir «verdades» geográficas. Mientras el personal se dedicaba a comerse «la mona de Pascua», yo le rondaba a la cabeza con la afirmación de que antes llovía más que ahora. Mis alumnos me cuestionan al respecto. Así que me he metido en faena y he recurrido (una vez más) a la base de datos de la «Climate Research Unit». De momento juguemos con ella. Ya tendremos tiempo de comparar y analizar su fiabilidad. Crea puntos de grid de hasta 0´5 grados entre 1901 y 2014. Tomamos el sector entre las latitudes 35´25ºN y 44.75ºN y las longitudes 6´25ºO y 4´75ºE, una ventana que cubre la Península Ibérica y las Baleares. Es el estudio del clima de salón. Sin lagunas, sin heterogeneidades. Todo limpio, sin el barro de la trinchera que suponen los datos reales de los observatorios. Me pueden llamar desconfiado, pero es todo tan pulcro que es sospechoso. Centrémonos. Divididos los datos en periodos de unos 30 años, el promedio es de 656´6 mm para todo el período. El primer tercio del siglo XX, 1901-1930, fue algo más seco, 641´7. Los promedios aumentan progresivamente hasta los 667´5 (1931-1960) y 671´9 mm (1961-1990). El último periodo, 1991-2014, necesariamente más corto, ha sufrido un descenso de las lluvias, 657´3 mm, pero aún por encima de los valores de principio de siglo pasado. Si comparamos el último período con el de referencia, 1971-2000, la media de la ratio es de 1´0010, por tanto, muy similar, con extremos que van desde el 0´83 hasta el 1´19. En suma, hay zonas con pérdida de precipitaciones como el centro de la Península, bajo Guadiana y Guadalquivir o el sudeste y otras con ganancias como el Noroeste, la depresión del Ebro, una parte importante de Portugal o el Alto Guadalquivir pero los promedios son prácticamente idénticos.

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