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Javier Cuervo

El carota repatriota

El político y escritor Mario Conde disfruta de sus intervenciones televisadas en una cadena del underground cavernario de la que es accionista y tertuliano a 3.000 euros la sentada. El que se abisme en su cuenta de Twitter podrá sentir el escalofrío al leer la ponderación con que se expresan los unabombers fachas que vocean entre sus seguidores. Mario Conde, que fue candidato del CDS en 2000 y de SCD en 2012, disfruta también de un anaquel con sus propias obras con las que contradice el viejo eslogan de «un libro ayuda a triunfar« y a los integristas del «leer es bueno» y presenta perspectivas nuevas como «Economía y espíritu» o «De aquí se sale», que trata de la crisis, no de sus recuerdos carcelarios. Mario Conde va a bienes raíces de Madrid, Sevilla, Baleares y Galicia de los que tiene las llaves, la hipoteca, el uso y el servicio de los guardeses porque supo resguardarlos de los jueces obstinados en que devuelva el líquido que agujereó Banesto.

El político y escritor Mario Conde fue banquero antes que presidiario y en ambos casos con grandes beneficios. En 1993, cuando se detectó que Banesto tenía un agujero patrimonial de lo que hoy llamamos 2.704 millones de euros (en castellano antiguo, 450.000 millones de pesetas) empezó su gira por los juzgados (casi tan intensa como una década antes por las facultades de Economía) y su trato con jueces (casi tan frecuente como un lustro antes con el rey de España Juan Carlos I). Le condenaron a 20 años y se los dieron por cumplidos a los 7 porque en la celda de Alcalá-Meco se portó mejor que en el despacho de la calle Alcalá, pero no han dejado de seguir la pista del dinero del expreso que vivía a todo tren. El gran embrollador Mario Conde podrá aprovechar los cargos por repatriar 10 millones de Suiza y Reino Unido para definirse como repatriota de capital a contracorriente de Panamá.

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