Anoche el espacio «Imprescindibles» de La 2 hizo honor a su nombre reivindicando a un valenciano: Rafael Guastavino. El arquitecto de Nueva York fue un ilustre al que la historia ha difuminado más aquí que en los Estados Unidos, cumpliendo la maldición del profeta en su tierra. La ciudad de los rascacielos guarda la memoria de un hombre que se hizo a sí mismo y ha dejado huella en forma de bóveda en cientos de edificios, algunos tan emblemáticos y fotografiados como la estación Grand Central. El documental de Eva Vizcarra merece un aplauso por su calidad y su ambición. Una producción valenciana muy interesante y de impecable factura que rescata del olvido a un hombre de éxito, a un aventurero emprendedor que hizo las Américas a finales del siglo XIX y tuvo una vida de película. Su sistema constructivo triunfó, como su empresa, y se aplicó en referentes arquitectónicos de Washington, Boston, Baltimore o Filadelfia. Y para enterarnos de que todo esto ocurrió antes de Calatrava existe La 2.
Antes de que las series fueran el referente totémico para mostrar cultura audiovisual, lo más socorrido era declararse devoto de los documentales de La 2. Pero más allá de las poses, el segundo canal de TVE sigue siendo un referente de calidad y apuesta cultural. Y su web, un pozo sin fondo donde encontrar otra televisión, alejada de los retos de audiencia, y bucear en un archivo casi oceánico. Vale mucho la pena acercarse a ver a «¡Atención obras!», «Página 2» o «Metrópolis» para comprobar que el teatro, los libros o el arte contemporáneo aún tienen un hueco en la tele. Y cada noche, en «prime time», «Historia de nuestro cine» ofrece una escapatoria digna, una alternativa imprescindible.
