Mientras la acción institucional ante los asesinatos machistas sólo sean minutos de silencio, apañadas vamos. Uno, dos, tres, cinco minutos o la hora entera de silencio no devuelve ninguna víctima. No condena ningún asesinato „jurídicamente, no„ ni evita otro. No hace nada. Se guarda silencio. Regresa cada uno a lo que estaba haciendo y hasta la próxima. Y esas condenas al aire, una tras otra, se las lleva el viento.

Hasta que no se empiece a cambiar una ley que no alcanza a cubrir todas las necesidades que demanda la sociedad actual, hasta que no se inviertan los fondos y el personal necesario, se valoren de nuevo los protocolos y se devuelvan a las aulas las materias que eduquen a los pequeños en el respeto y la igualdad, sin etiquetas de género, hasta que las trazas del patriarcado se borren, se rechacen, nos empiecen a generar asco y pudor y vergüenza social, los minutos son la excusa para seguir perdiendo el tiempo.

El respeto por una víctima de violencia machista no empieza con el silencio a las puertas de una institución oficial sino con la acción para evitar que vuelva a ocurrir. Y ésa debería ser la primera toma de conciencia social, política y jurídica. ¿Cómo puede dormir alguien sabiendo que valoró como riesgo bajo la situación de una víctima que hoy está muerta? ¿Cómo es que las denuncias de la familia no prosperan si la víctima se niega a declarar? ¿Por qué hay maltratadores que tienen la custodia de sus hijos? ¿No habría que corregir demasiados vacíos para evitar todo esto?

La violencia de género es una lacra social, que se nos meta en la cabeza, donde el minuto se convierte en algo que queda bien hacer. Y ahí se queda. Y los hijos y esa mujer, tras el minuto, tras los titulares del periódico, después de la historia y los detalles macabros y hasta de las declaraciones de alguno que ponga en duda las causas, que fuera un caso de violencia machista, que ella no denunciara o hasta que sobrevuele la culpa, después de todo insisto, se olvida. Y a otra cosa.

Menos minutos y más acción. Queríamos a todas las víctimas vivas, que se trata de eso.