La secretaria autonómica de Economía, María José Mira, se ha metido en un auténtico callejón sin salida. Su decisión de solicitar un informe a la Abogacía de la Generalitat antes de tomar una decisión sobre el recurso de alzada planteado por Anged contra el acuerdo que limita la libertad horaria en Alicante se ha convertido en una auténtica bomba de relojería en el mestizaje de la Conselleria de Economía.
El documento jurídico, que no es vinculante ni preceptivo, cuestiona los cambios de zona de gran afluencia turística en Alicante al considerar que no están motivados. Y además, su argumento lo hace extensivo al de Valencia. Dos mechas encendidas.
Haga lo que haga o decida lo que decida la secretaria autonómica, las mechas seguirán ardiendo hacia la carga explosiva. Si Mira, una independiente situada en la secretaría autonómica por el PSPV, decide ignorar el informe y echar para atrás los recursos, podría calmar „o no„ el cabreo que ha desatado en la vertiente Compromís de la conselleria.
El titular del departamento, Rafael Climent, no perdió ni un segundo ayer en dejar clara su postura: «Lo único que quiero decir es que es un informe más y no es vinculante». Climent y Natxo Costa, director de Comercio, entienden, además, que el pacto del Botànic avala su defensa del pequeño comercio frente a las grandes superficies „«Apostem per la reindustrialització de la nostra economia, per la recuperació de l´agricultura valenciana, per l´impuls d´un turisme sostenible i de qualitat i per un model de comerç equilibrat que done suport al comerç de proximita [sic]»„. Lo que no está tan claro es que en el PSPV hagan la misma interpretación.
De todas formas, independientemente de la decisión final, el informe de la Abogacía ha dado argumentos legales a los representantes de las grandes superficies contrarios a la limitación de las aperturas dominicales. Lo dicho, una herida abierta muy difícil de cicatrizar. Pero una herida que, por otra parte, vendría no tan mal a los socialistas, ya que les permitiría exhibir una imagen de moderación ante las organizaciones empresariales, que en más de una ocasión han mostrado su desacuerdo con la gestión de la conselleria.
Está visto que el debate de los horarios, lejos de resolverse, se ha complicado, y su solución puede acabar, como casi todo últimamente, en manos de los jueces.
