Si por política entendemos «actividad de quienes rigen o aspiran a regir los asuntos públicos», la de nuestros políticos ha sido muy pobre en cuanto al asunto público prioritario tras las elecciones: formar gobierno. El asunto preferente parece haber sido el futuro de los partidos.

El ritual tampoco es que ayuda mucho. Las consultas privadas que el rey mantiene con cada líder, siempre han sido meramente protocolarias cuando la aritmética lo ha facilitado, pero dudosamente operativas cuando se ha necesitado multilateralidad. ¿Cuál es el problema de programar las consultas en reunión conjunta, con Felipe VI como mediador? Las ventajas: agilizar los plazos y mejorar la información del mediador a partir de la conversación y el intercambio de mensajes propios de una reunión. También se escenificaría una interesante invitación a los líderes: convocar negociaciones multilaterales cuando hace falta un acuerdo multilateral. Sánchez no lo hizo así, y las negociaciones tras su encargo fueron a dos.

Las negociaciones bilaterales ofrecen mayor posibilidad de ejercer la política según otro significado, desgraciadamente muy extendido y aceptado, un significado folletinesco vinculado a la argucia, la maniobra, el engaño y la confusión, que tanto juego y entretenimiento ofrece. Juegos de salón, como dicen Guardiola y Linde (Levante-EMV, 14 de abril), donde la gran jugada es el pacto PSOE-C´s. Todo apunta a que los pactistas „uno de ellos no quiere sumar al PP y el otro no quiere sumar a Podemos„ pensaban, principalmente, en la imagen, en el prestigio del acuerdo y el desprestigio de quienes no se sumen. La jugada siguió con el uso, absolutamente previsible, de la falacia de la coincidencia del voto del PP y Podemos. Y fue de nuevo evidenciada en los divergentes relatos de los portavoces tras la reunión a tres. Mientras Villegas dijo que Iglesias y los suyos explicaron un documento, con el que pretenden sustituir el pacto PSOE-C´s, Hernando aseguró que prácticamente no hablaron de contenidos y que van a trabajar en base a un proyecto de intersección. ¿Qué más da para el acuerdo a tres que el PSOE acepte, posteriormente, el 70 % de propuestas del documento, si C´s no lo admite?

Un grupo de intelectuales considera aceptables las concurrencias de la intersección de documentos y, con encomiable propósito, hizo público el 11 de abril un manifiesto pidiendo a las tres formaciones que materialicen su acuerdo. Sorprendentemente, sin embargo, el manifiesto propone el pacto PSOE-C´s, la gran jugada, como punto de partida, sin valorar las formas que la multilateralidad exige. Por eficacia, pero también por equidad y cortesía, el pacto trilateral, deseado por quien recibió el encargo real, y que pudo haber sido explorado hace meses, debería tratarse en mesa trilateral, delante de un folio en blanco y con ruedas de prensa trilaterales. No es garantía de resultados, pero es más correcto y limpio. Las bases de Podemos han rechazado el sobreactuado pacto PSOE-C´s. Conociendo la utilización que se ha hecho del mismo, ¿mantendría la militancia del PSOE el 79 % de apoyo de finales de febrero? Desde el punto de vista del interés general, ¿fue una gran jugada?