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Martí

Las cifras de las letras

Me cuenta Josep Gregori que en un Dia de Sant Jordi en Barcelona, las editoriales facturan un tercio de sus ingresos anuales. El editor de Bromera, nuestro particular Jeff Bezos, me lo repite ante mi estado de shock. Ahora busquen una empresa productiva que realice el 33% de su facturación en tan sólo doce horas. La Fira del Llibre de Viveros dura doce días, con dos fines de semana, y dudo que iguale esa cifra mareante. Basta con mirar los pocos paseantes que llevan bolsas con libros. Supongo que nuestros libreros y editores necesitan muchísimas horas más para compensar sus negocios. En cualquier caso, el medio centenar de ediciones de la fiesta del libro en Valencia otorga la autoridad del camino adecuado.

Sin embargo, sigo sin explicarme la cantidad de editoriales valencianas que sobreviven tras la crisis y un índice de lectura para llorar. Es verdad que la mayoría son microempresas e incluso algunas capitaneadas por autónomos. Lo que significa que la letra impresa al menos da para ganarse la vida, al tiempo que destierra el mito que siguen activas gracias a las subvenciones. Es más, después de tantos años de recesión económica y políticas públicas contrarias al sector, no paran de nacer nuevas editoriales. Será el poder de atracción de la lista alfabética, la confianza en el ser humano culto, o cualquier otra virtud oculta, pero el libro además de un elemento de ocio es toda una industria con muchos empleos en danza. Y aunque es un dato subjetivo, debe haber más editoriales en el territorio valenciano que en Cataluña.

Es un error pensar que determinadas tradiciones, por muy convincentes que sean, se pueden trasladar en el espacio. Lo sé por experiencia. En los tiempos de facultad, se nos ocurrió a algunos aprovechar el día del libro para sacar unos dinerillos extra para nuestra asociación. Así que montamos tenderete en medio de la avenida de Blasco Ibáñez, con rosas incluidas. No sacamos ni para los bocatas de la comida, y eso que era zona universitaria. Desde entonces, „hace unos cuantos lustros„ solo creo en una vía particular y evolutiva para la transmisión de costumbres.

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