Parece que el PSPV, desde su particular concepción de la igualdad, pretende derogar la ley valenciana de custodia compartida o modificarla sustancialmente. Recordemos que esta ley considera que ambos padres tienen igual derecho a la hora de convivir y asumir las responsabilidades para con sus hijos, mientras que la norma que sigue funcionando en la mayor parte de España, incluida en la ley de divorcio socialista de 2005, considera la custodia compartida sólo si ambos padres la solicitan, y si no hay acuerdo es la madre la que se queda con la custodia en la mayor parte de los casos. No es, por tanto, una ley igualitaria, en la medida en que no considera capacitados por igual a los dos progenitores para cuidar de sus hijos, ni reconoce el derecho de éstos para disfrutar por igual de sus dos padres. De hecho, es una ley marcadamente proteccionista de la madre, anclada en la vieja idea tradicional de familia en la que la mujer se ocupaba de los hijos y el padre trabajaba para su sustento. Tantos años luchando desde políticas igualitarias de género por la equiparidad en los roles y responsabilidades de los padres mientras dura la convivencia, para luego defender la desigualdad cuando ésta termina.

El modelo del PSOE, recordémoslo, creaba la figura de un padre visitante, que tenía a los hijos sólo fines de semana alternos y pasaba una tarde con ellos a la salida del colegio. ¿Es esto igualdad? ¿Realmente beneficia a los hijos? Tener un padre en ocasiones desahuciado económicamente y eternamente enfrentado a la madre no es algo deseable para los hijos. Es cierto que no siempre prima el interés de los menores a la hora de defender un modelo u otro, sino el egoísmo de los progenitores o el deseo de ser solo uno de ellos su principal referencia afectiva y educativa. Pero esto se da tanto en los padres como en las madres. ¿O es que las madres son por naturaleza buenas por ser mujeres y los padres malos por ser hombres? A veces, un cierto discurso desigualitario de género se aproxima peligrosamente a este tipo de maniqueísmo.

La custodia compartida como opción preferencial ha sido un gran paso en el modelo de igualdad entre los progenitores que ya no conviven. Dicha ley no implica una estricta simetría en el desarrollo de las medidas de convivencia, sino un punto de partida igualitario para que luego finalmente se pueda llegar al acuerdo más beneficioso para los niños y más justo para los padres, sean del género que sean. Defendamos leyes igualitarias, primero; luego, entremos al detalle en cada caso concreto.