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Europa canta

Cada año siempre un sábado con la misma canción, una noche que finaliza con el tradicional sabor a decepción en la que el continente y otros países de más allá, lo vuelven a hacer, pasar de nosotros. El Este se apoya mutuamente y aunque estemos acostumbrados, duele. La historia se repite desde que Remedios Amaya se quedara huérfana de puntos y cariño europeo, fue una incomprendida, demasiado punk para la Europa de los 80. Desde entonces, muchos son los nórdicos que nos han visitado para disfrutar como cangrejos al sol de nuestra sangría. Un gusto por nuestro horario tardío que nunca se traduce en votos, quien sabe, a lo mejor la cosa cambia porque el sábado cantamos en inglés y así seguro que nos comprenden. Europa no sólo ofrece espectáculos lamentables en forma de asfixia económica y el vergonzoso trato a los refugiados. También sabemos hacer cosas bien, todos a la vez y una de esas es Eurovisión. Un festival que reúne audiencias propias de final futbolera. 200 millones de espectadores en todo el mundo avalan el interés global del evento. Este año también lo verán los americanos y para mayor potencia, nos dejan una actuación de uno de sus productos más globales como Justin Timberlake que actuará en el intermedio. Por esto y más, este programa creo que debería ser tomado mucho más en serio. Lo he visto en la semifinal sueca, un escenario imponente, con una realización impecable que un año más se convierte en ejemplo de televisión a lo grande, bien hecha y sólo comparable a unos premios Grammy o MTV.

Es como una final de la Champions pero en versión musical, con un punto freak por supuesto, bien grande y necesario, porque ofrece diversión y a la vez chascarrillo colectivo. Pero, ¿a caso un grupo de hinchas cantando himnos a viva voz en la puerta de un estadio, en una manifestación colectiva de testosterona futbolera, no es freak? Aquí muchos hombres también se abrazan para celebrar la victoria del país ganador, en un espacio de entretenimiento y vértigo audiovisual con, vocación de promoción europeísta, que en estos tiempos buena falta hace€.

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