Cuesta creerlo pero es verdad. Hay una serie de televisión que habla, y mucho, de filosofía. Y no la emiten de madrugada en un canal minoritario de la TDT, sino los jueves por la noche en el prime time de La Sexta. El extraordinario fenómeno se llama Merlí y puede pasar desapercibido porque no está siendo un éxito de audiencia. Eso ya sería como jugar al póquer y, encima, ganar. Que es lo que pasó en otoño en Cataluña, donde la primera temporada de esta serie fue un exitazo en TV3. Televisivamente hablando ya hace tiempo que nuestros vecinos del norte son, más que otro país, otro mundo.
Francesc Orella está fantástico en el personaje protagonista. Merlí es profesor de filosofía en un instituto, un tipo divertido e irreverente que se gana a sus alumnos siendo un maestro diferente, mucho más cerca de El club de los poetas muertos que de Física o química, para entendernos. No recuerdo en esta última serie que se hablara de asignaturas aunque esta semana la actriz Úrsula Corberó sí la ha recordado por las desenfrenadas vivencias sexuales del reparto. En cambio Merlí sí habla de Sócrates o Schopenhauer, vinculándolos al argumento del capítulo. Y no es su único elemento extraordinario. Todavía sorprende más, por infrecuente, que los diálogos resulten creíbles y naturales de principio a fin. Sobre todo en una serie tan coral y con un reparto tan joven. Los guionistas e intérpretes del alumnado merecen un sobresaliente al mostrar una imagen de la adolescencia más allá del estereotipo que los reduce a ligar, mirar el móvil y salir.
Como ya pasó con Pulseras rojas en Antena 3, el éxito en Cataluña no garantiza gran audiencia a nivel español. La magia de este Merlí no llega a tanto.
