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Eterno hormiguero

Tengo una columna pendiente con ustedes desde hace bastante tiempo pues llevo meses queriendo hablar de Pablo Motos y su famoso «Hormiguero». La verdad es que al principio me encantaba el programita en cuestión. Me hacían mucha gracia las hormiguitas y las bromas que soltaban de repente y sin venir a cuento.

Me gustaban los entrevistados, Pablo Motos y los colaboradores que daban vida a un programa que entretenía al final de día. Un poco de ciencia y un mucho de entrevista. Lo justo para no cansar. Supongo que fue el éxito y el aumento de publicidad lo que hizo que se pasara de ese programa al que hoy vemos noche tras noche sin excepción. Eso quien aguante sin darle al dedo y cambie en menos que canta un gallo a otro canal de televisión, como es mi caso.

Les prometo que no hay noche que no me canse de las tonterías que rellenan ahora los minutos de un programa que han estirado cual chicle Boomer. Lo que peor llevo son las tonterías de Ana Simón y las apariciones de Pilar Rubio sin ninguna justificación, eso por no hablar de los personajes que han pasado por el plató del programa más veces que yo por la peluquería de enfrente de mi casa. He perdido de cuenta las veces que he visto a Paula Echevarría (por citar un nombre) recibiendo las miradas encandiladas de Pablo Motos. Porque esa es otra... ¿Por qué tiene que parecer que este señor se enamora de todas las féminas que acuden a su programa? Mismo esquema y mismo guión para un programa que lleva ya cerca de 10 años en antena. Cuanta verdad hay en eso de «lo poco gusta y lo mucho cansa»...

Lástima que algunos solo se percaten cuando ya es demasiado tarde.

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