El depósito de neumáticos de Seseña era declaradamente ilegal desde hace quince años. Desconocemos su estatuto anterior, tal vez era soberanista. Un vertedero ilegal de neumáticos a unos centenares de metros de una urbanización. Era la de El Pocero, mismamente, ese que tampoco atendía al principio de ordenación urbana, por lo que las pastelerías acabaron al lado de los retretes. Eran tiempos en que no se dictaban órdenes de alejamiento contra los promotores por lo que los concejales amanecían en toda suerte de combinaciones políticas. Espero que, mientras los neumáticos de Seseña campaban a sus anchas, no se haya formado una célula de yihaidistas en la Academia General del Ejército o una red de evasión fiscal en Hacienda.
La tentación de culpar a Rajoy es muy fuerte. Se estrenó con los hilitos de plastilina del Prestige y agoniza como presidente por prorroga y lanzamiento de moneda (al esbirro) en un infierno gomoso de caucho cancerígeno. Si un día de estos el señor de Pontevedra ve la comitiva espectral de la Santa Compaña de color rojo, que no culpe a Podemos, es cosa del tintorro. Pero es toda nuestra cultura la que se basa en la producción incesante de cosas que, a falta de mejor nombre, llamaré presencias persistentes: caucho, acero inoxidable, plástico, poliestireno expandido (aún no hemos publicado que yo sepa, un análisis químico del resultado de su combustión durante las Fallas). Hasta Hitler enriqueció, una vez torrefactado, los cascotes de Berlín con un aporte de fósforo y potasio. Pero hay muchas cosas que arden peor.
La empresa de Mislata que habría podido ocuparse de los neumáticos no lo hizo porque no era rentable, de lo que se infiere que el acero inoxidable es inoxidable de verdad (y su fregadero de dos senos llegará al siglo XXXV y más allá) y que cosas como el reciclado de neumáticos quizás deba confiarse a entes públicos sin ánimo de lucro. Tampoco la defensa nacional o el orden público son productivos, a no ser que se le caiga la cartera a Imanol Arias en una concentración de actores disuelta por la policía.
