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Juanfran, las lágrimas del héroe

Agustinet Dolz se marchó del Levante UD harto de bombear balones al área y no tuvo salida tan emotiva como la de Juanfran. Se retiró Vicente Morera después de ser jugador, compaginar sus docencias, por algo le llamaban «el mestre» y de entrenar y ser secretario técnico, y tampoco hubo emociones colectivas. No recuerdo ningún caso en el que haya habido tanta conmoción y tantas lágrimas como en la salida de Juanfran del campo del Rayo.

No pudo reprimir la emoción que le causaba no terminar su último partido en Primera. La inesperada lesión le obligó a dejar el césped. Fue tal su estado de ánimo que hubo contagio general. Fue aplaudido y abrazado por sus compañeros, recibió los cariñosos saludos de sus adversarios y lo nunca visto en un campo de fútbol fue la ovación que le dedicaron los aficionados rayistas puestos en pie.

Juanfran ha sido jugador que ha pasado desde el Levante UD, equipo de ida y vuelta, por el Valencia, Celta, Zaragoza, Besiktas, Ajax y AEK de Atenas. En su peregrinaje nunca dejó de exhibir su alma granota. Juan Francisco García García llegó a la internacionalidad y a punto de ser cuarentón se ha mantenido en Primera. Desde varios puntos de vista debe ser ejemplo para el levantinismo. Sus lágrimas en Vallecas no fueron por acabar de manera infausta su último partido, sino por colgar las botas dejando al club en Segunda. Juanfran se marchó y sus sentimientos fueron compartidos por miles de personas. La televisión ha dejado grabada para siempre la historia de un futbolista que cerró su etapa profesional con el corazón brotándole por los lagrimales.

Por contra, Marcelino, entrenador del Villarreal, asturiano y sportinguista, cometió el error de manifestar sus deseos justo días antes de enfrentarse al equipo al que podía mandar a Segunda. El Villarreal no alineó mejor equipo en Vallecas contra el Rayo donde perdió por 2-1. Hasta cuatro suplentes participaron en el encuentro. Nadie osó pensar que Marcelino quería favorecer a los rayistas. Y menos cuando sus decisiones no fueron bien entendidas en su casa porque aún tenía que asegurar el cuarto puesto para la Liga de Campeones. El Sporting no habría mantenido la categoría si el Getafe hubiera vencido al Betis. En este caso también el Rayo estaba condenado. En Gijón, tras el primer tanto sportinguista, Batistao estrelló el balón en un poste y no debió ser de manera deliberada. Cierto que el Villarreal no podía tener las ansias de otras ocasiones porque ya tenía asegurado el cuarto puesto. Tampoco lo hizo ante el Dépor.

En ocasiones se olvida la historia. El presidente del Rayo debería saber que su equipo y el Granada, se pusieron de acuerdo y enviaron al Villarreal a Segunda. Abel, entrenador del Granada, protestó ostensiblemente desde la banda por el apaño ya que un tanto del Villarreal al Atlético de Madrid mandaba a su equipo a Segunda. En el último minuto, y en fuera de juego, los vallecanos marcaron por medio de Tamudo el tanto que salvó a ambos. Fue tal el apaño que hasta un ilustre entrenador italiano Marcello Lippi cuando le hablaron de las componendas de su fútbol dijo: «Pregunten al Villarreal si el fútbol español es honrado». Martín Presa no tiene memoria. Injustamente han convertido a Marcelino en el villano de la película.

Posdata. El Valencia, que busca jugadores en tiempo de rebajas puede recurrir al Getafe y Rayo. ¿Eran ambiciones como las que se manejan las que predicó Salvo a favor de Lim?

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