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Maite Mercado

Corazón blanco

Como cierre de temporada sobre las aventuras y desventuras de RTVE, qué mejor colofón que la cobertura de la undécima del Real Madrid. Porque ya no es noticia que la cadena pública vuelva a quedar retratada en otro informe por la manipulación, censura y falta de pluralismo. En el último, difundido ayer, además de la obsesión por Venezuela o la torticera información sobre los Papeles de Panamá, también se señala el marcado sesgo en el tratamiento del Caso Imelsa. Los redactores del centro territorial de Valencia llegaron incluso a negarse a firmar las crónicas.

Pero yo venía a hablar de la Champions. Si la retransmitían en Antena 3, pensarán. Precisamente, en TVE no lo parecía. A pesar de que no tenían los derechos del partido, el despliegue para cubrirlo fue de primera magnitud, con más de 30 personas desplazadas. Los sindicatos han calificado la realización del telediario desde Milán de «inversión disparatada y un capricho particular de Pedro Carreño», que sonreía de oreja a oreja como posando en un largo selfie que inmortalizara su momento irrepetible. El Madrid seguirá jugando finales pero ni él se cree que podrá repetir la experiencia. Para amortizar los 250.00 euros de la factura, vimos una conexión en directo desde un San Siro desierto el domingo a mediodía para introducir vídeos de la noche anterior. Piezas desfasadas horas después de la llegada del campeón a Cibeles y del completo seguimiento que los seguidores blancos pudieron disfrutar en el canal Real Madrid, que consiguió su primer récord de audiencia. Con este nuevo episodio de arbitrariedad y descontrol, cuando empiezan las apariciones estelares de los candidatos en las privadas, dejamos de hablar de una TVE convertida en un espacio político irrelevante.

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