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Arzobispo político

Lo que sorprende de monseñor Cañizares, el arzobispo, es que sus declaraciones, menudeadas y rotundas, son como las de un político en campaña y, me parece, los clérigos trabajan con otros plazos: menos perentoriedad quizás fuera buena. «El otro jefe de la oposición», tituló Paco Cerdà la antología de incontinencias de su eminencia y bocatrucha, Antonio Cañizares. El cardenal se ha encasquetado la cota de malla y la celada de campeón de una España castellana, unipolar, católica y sin dudas. Yo no sé si «la ideología de género es la más destructiva de la historia», me extrañaría dada la cantidad de delirios a los que nos hemos entregado, pero si logramos que Susana Díaz diga «andaluces» y no «población andaluza», aplaudiré tanta beligerancia.

No ignoro los peligros a los que nos exponemos los bajitos, y desde el pensamiento fraterno le brindo a Cañizares algunas de mis averiguaciones: querer es poder, pero es mejor poder, como dice Rodrigo Cortés (Dormir es de patos). El exceso voluntarista de los bajitos se compensa con el aprendizaje de ese dejarse llevar por la vida que subyace a cualquier forma de sabiduría. No me sea tan aferrado y peleón, ni siquiera cuando se calce la capa. Usted no es El Cid: evitemos la confusión de papeles. Y si Ximo Puig le trata bien en persona y luego le critica en las Corts, no es «porque no se atreva a decirle en la cara lo que piensa de usted», sino porque una cosa es el libre juego político y otra la cortesía institucional, usted tampoco se priva de largar y hace bien.

Que en el entorno tropical, risueño y levemente sonrosado de Utiel haya brotado un señor tan empedernido es uno de los misterios del élan vital, pero no diga que Puig y Mónica Oltra le «recuerdan a Franco» porque quienes llevaban al espadón del Ferrol bajo palio calzaban mitras y sotanas y es nuestro ministro del Interior, un señor mayor, el que platica con ángeles y juega a ropitas con las vírgenes. Hubo en nuestra historia curas trabucaires, místicos, ilustrados, hidráulicos, de aliño y pastoral, tragaldabas y rijosos, políticos€ a usted parece que le atrae esto último.

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