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Niños y maestros

Los maestros de escuela trabajan, como los forestales y los investigadores, de cara al futuro. Cuando el forestal no cumple, avala maderas fungibles que arden muy bien y el investigador que se deja atrapar por la gerontofilia de las farmacéuticas, persigue el dinero de los ancianos ricos, como las harpías operadas. Por su parte, el maestro que queda por debajo de su exigente rasero, es un mero instructor, en el mejor de los casos, y todo el futuro queda confiado a los echadores de cartas.

Uno de los problemas no declarados de la escuela es la mala calidad de los padres, continuamente halagados por unos partidos devoradores bulímicos de sufragios: vótame y vete a la mierda. Lo que explica que no solo en Valencia y por parte del PP local „poseído por una telaraña de malhechores„ sino en buena parte de España, después de tantos años y planes, persistan los barracones y el maestro siga sin ser lo que es: una autoridad del Estado. Si maestro no puede ser el que fracasó en otra carrera o no tenía el tiempo o el dinero para unos estudios de mayor ambición, sino el mejor y, por ello, un profesional bien pagado, las escuelas han de tener calefacción, laboratorios y ordenadores. Y una arquitectura decente: si no se les ocurre nada, basta con copiar los magníficos modelos de los años 20 y 30, Calatrava no les sacará de dudas.

He dejado para el final a los importantes: los niños, los señores de los mundos, los que captan instintivamente el continuo espacio-tiempo que les lleva del laberinto de Creta a Frankenstein y de la fosa de las Marianas a los cohetes espaciales. Divertir al ensimismado y canalizar al hiperactivo (que no es ningún enfermo, sino el triunfo rotundo de la vida desaforada), echarle cuentas al fantasioso y descubrirle al contable el poder de la creación. Salir al campo. Jugar. La fabricación de esclavos nunca fue tarea del magister, que es el mayor, de ahí magistrado, luego los berzotas dirán que el latín no sirve de nada. Como ven, aún no he dicho ni una palabra del debate escuela pública/privada: eso irá para otro día, había muchas cuestiones previas.

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