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Julio Monreal

Naranja sube, naranja baja y la gaviota espera

El sondeo electoral realizado por Invest Group para Levante-EMV con motivo de las elecciones generales del próximo domingo abre la puerta al segundo «sorpasso» en la política valenciana en seis meses. En diciembre, la coalición formada por Compromís y Podemos se convirtió en la segunda fuerza política, superando al PSPV-PSOE, aunque en el día a día los dos partidos actúan a su aire, por separado, y desde los naranjas de izquierdas miran con recelo a los morados desde que estos les dejaron tirados a la hora de formar grupo parlamentario propio en el Congreso. La memoria se debilita mucho en las campañas.

Los resultados de la encuesta de intención de voto de los valencianos predicen ahora un segundo adelantamiento: Compromís-Podemos-Esquerra Unida está en condiciones de desbancar al Partido Popular o al menos de disputarle el liderazgo, con el mismo número de escaños pero más votos que los conservadores.

Al PSPV-PSOE no le saldrían las cosas tan mal como muchos esperan, ya que está en condiciones de ganar un escaño sobre diciembre y mejorar en más de tres puntos su apoyo popular. Según el muestreo de Invest Group, Ciudadanos será el pagano de esta fiesta de seis meses de provisionalidad, ya que puede perder un 4 % del electorado y un escaño en Alicante.

A la Valenciana y también el Partido Popular han llevado el grueso de sus campañas al Sur, al granero de la Vega Baja, pero la encuesta revela que la batalla está en Valencia. Los conservadores de azul se exponen a perder aquí uno de sus cinco diputados. Éste y el nuevo escaño que se elige por incremento de población irían a parar a Compromís-Podemos-EU y a los socialistas.

Con todo, el peso de los indecisos será también muy grande en esta convocatoria. Conviene tener en cuenta que el voto a la coalición A la valenciana es el más fiel, y el de Ciudadanos, el más volátil. El Partido Popular se quedó a cinco mil sufragios de arrebatar un escaño a los naranjas de derechas y seguramente es la formación que más voto oculto tiene en estos momentos. No se puede descartar que el PP obtenga un mejor resultado del que vaticinan las encuestas.

Lo que es seguro es que la reedición del matrimonio de Compromís con Podemos y, sobre todo, el añadido de Esquerra Unida dará un diputado más a la coalición, que rebañará las esquinas de las urnas hasta que no quede ningún resto por convertir en diputado. Para reforzar su campaña a escala local, la líder valenciana Mónica Oltra se multiplica en mítines y fotos junto a Pablo Iglesias en Madrid, Barcelona y donde haga falta. Fuera del horario laboral, como el presidente Ximo Puig pidió a los consellers.

Como era previsible, la inminencia de las votaciones ha incrementado la tensión en el mestizaje que gobierna el Consell, y también como es habitual, Compromís ha salido victorioso en todos los lances planteados, ya que el PSPV siempre suelta la cuerda para evitar que se rompa. Si la secretaria autonómica de Sanidad, Dolores Salas, facilita la contratación de su hija bachiller en una fundación que investiga en altura, sale la vice y asegura que tiene derecho, que todo es legal, pero desde los socios del puño y la rosa nadie le señala que ella dinamitó la contratación del marido de la consellera Carmen Montón para un puesto de libre designación. Silencio.

Si el alcalde Joan Ribó y su equipo de Compromís deciden eliminar el «bou embolat» en Valencia sale el socialista Ramón Vilar, levanta la mano tímidamente y dice que él no votará eso, que no está en el programa de su partido ni en el texto del Pacte de la Nau que dió origen al tripartito. Pero es su portavoz, Joan Calabuig, quien le pide que baje la mano y acate la disciplina de grupo, que defiende que no puede haber «bou embolat». Continuará.

Estos dos ejemplos son simples escaramuzas, juegos de niños comparados con el ambiente que se vive en la Conselleria de Economía Sostenible, Sectores Productivos, Comercio y Trabajo, donde los cargos altos, medios y bajos acuden a trabajar a diario con el cuchillo entre los dientes. Después de la batalla interna por los horarios comerciales que ha dado lugar a que en este momento se permitan las aperturas dominicales, la tensión se desborda a propósito de la negativa del Gobierno de España de seguir prestando dinero para el desarrollo de Parc Sagunt. Cuentan los mentideros que el conseller Rafael Climent (Compromís) retuvo durante horas un comunicado que había preparado la secretaria autonómica María José Mira (mestizaje socialista) y hasta eliminó parte del contenido, una censura sólo entendible desde la guerra abierta en el departamento que por el momento nadie ha sofocado. Y si acude alguien con un extintor, el resultado será el de siempre: el PSPV volverá a ceder.

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