No me lo creo. Una cosa es que los 'British' hayan puesto cuantas piedras en el camino de la construcción de la UE durante cuarenta años y otra muy distinta que quieran hacerse el 'harakiri' a estas alturas de la película.

Este jueves 23 de junio, recién estrenado el verano del 2016, los ciudadanos del Reino Unido votarán si permanecen o no en la Unión Europea. Las encuestas hablan de empate técnico tras una campaña cruenta y en la que lamentar la enorme pérdida de la diputada laboralista Jo Cox.

Les decía que no creo que triunfe el Brexit pero vayan ustedes a saber cuántos nostálgicos de los que se miran el ombligo hay repartidos en el Reino Unido. Lo cierto es que con este referéndum todos pierden y solo favorecen a los especuladores deseosos de turbulencias para pescar en rio revuelto. Y es que solo se explica una sinrazón tan mayúscula desde las trincheras de quienes añoran una rentabilidad desaforada a golpe de primas y terremotos financieros.

El Reino Unido entró a formar parte de lo que entonces se llamaba Comunidad Económica Europea (CEE) en 1973 y, tras renegociar las condiciones de su entrada, celebró un referendo en 1975 sobre la permanencia. Desde entonces el Reino Unido ha ido uno de los principales frenos en los avances de la UE desde su permanece individualidad frente a un proyecto común que hoy suman 28 estados miembros. Cierto es que desde Londres nunca se vio con buenos ojos el eje París - Berlín pero no menos cierto es que siempre fueron la voz de su amo, tratando de minar el gran proyecto europeo visto con recelos desde Capitolio, a la otra orilla del Atlántico. Hasta que llegó Obama que por lo que cuenta y dice, EEUU quiere una Europa fuerte con el Reino Unido dentro.

No creo, a pesar de las encuestas, que el Reino Unido esté preparado para escribir una página de la historia que va contra corriente de los tiempos que vivimos de globalización, de integración de economías y grandes áreas de comercio y desarrollo. Pero si pasa por casualidad lo que verdaderamente peligra será su posición en el mundo mientras Europa debería dar un paso adelante para avanzar en el proceso de una Constitución Europea.

Sin embargo, sorprende los silencios de la UE ante un órdago que ha debilitado a la UE poniendo en entredicho un proyecto común.

Tras el Brexit y la crisis de los refugiados se ha puesto en entredicho un mercado único que es el gran pilar de la Unión Europea con un libre mercado, sin tasas ni aranceles comerciales. Pero el mercado único europeo es mucho más que una zona de libre comercio: también incluye el movimiento libre de bienes, personas y capitales.

De momento las bolsas han hablado ante el temor a que Reino Unido elija su salida de la Unión Europea este jueves con unas pérdidas en las principales bolsas europeas de 300.000 millones de euros en los últimos diez días.

El 24 de junio, el día después, el BCE comunicará cómo va a actuar para garantizar suficiente liquidez en caso de que los británicos voten a favor de salir de la UE. De momento la Reserva Federal de EE.UU ha anunciado que no subirá los tipos de interés y esperemos que el banco europeo sea capaz de frenar cualquier intento de los especuladores en desatar la ira de las 'primas' en los mercados de deuda europea.

Los expertos y organismos como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ya han echado números sobre la exposición de los estados miembros al Brexit. España entra en la misma calificación de exposición "moderada", similar a la de Francia y Alemania, mientras que Standard and Poor's estima que sería la octava economía europea más afectada.

El Reino Unido es el tercer socio comercial de España. Los intercambios entre ambos países se sitúan en 55.000 millones de euros. Reino Unido es el quinto país que más invierte España, que a su vez es el sexto inversor en suelo británico: hay más de 700 empresas de capital británico en territorio español y 300 españolas allá. Las exportaciones españolas en los tres primeros meses de este año alcanzan los 4.949 millones de euros, solo por detrás de Francia y Alemania pero lo que más preocupa es que en el inicio de esta campaña turística conviene recordar que una cuarta parte de los turistas extranjeros que visitan España son 'british'. Además, más de 300.000 británicos viven en España y unos 200.000 españoles viven en Reino Unido, una cifra que ha crecido en los últimos años de crisis económica.

Hay demasiados puentes, lazos y un futuro común por construir para creer que los partidarios del 'Brexit' se saldrán con la suya. Pero con todo, lo que verdaderamente preocupa es la apatía y la falta de pulso, de liderazgo de unos responsables de la Unión Europea que no están a la altura de la historia, de las circunstancias y lo peor es que ni se les espera. Así lo confirma el propio presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, quien asegura que "no hay un plan B" ante la eventualidad de un Brexit aunque ha dicho que existe inquietud entre los socios del euro ante el referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea (UE). Mayor incompetencia de las autoridades y los burócratas europeos es imposible de concebir y sin duda son los principales aliados y causantes del Brexit.

El propio Fondo Monetario Internacional-FMI advierte que la zona euro se encuentra en "un momento decisivo" debido a las "crecientes divisiones" internas y el auge del euroescepticismo.

En cualquier caso, ocurra lo que ocurra el próximo jueves 23 de junio, Europa deberá responder a tantos interrogantes y tanto incompetente para fortalecer un proyecto social común para todos los europeos. Y también desde estas líneas un homenaje y recuerdo a la diputada laborista británica Jo Cox, vilmente asesinada en esta campaña, por su ejemplaridad en defensa de las personas más necesitadas y de una Europa Unida.