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Los retos apasionantes del periodismo de mañana (que ya es hoy)

La historia del periodismo es la crónica audaz y creativa de un oficio en permanente transformación para no perder el contacto con la sociedad a la que sirve en su condición de servicio público. Una sociedad que vive en los últimos tiempos una auténtica revolución cotidiana en la forma en que recibe los mensajes por parte de los medios. La famosa frase "el medio es el mensaje" cobra más actualidad que nunca desde el momento en que ese medio ha multiplicado sus vías de transmisión y sus técnicas comunicativas hasta extremos inimaginables hasta hace pocos telediarios. Internet es la clave y descifrar la manera en la que sus enormes posibilidades informativas encuentren el cauce ideal para que la verdad fluya limpia, caudaloso y sin manipulaciones, es el gran desafío de los periodistas que trabajan con los dos pies en el ahora pero con la vista puesta en el mañana para que su papel siga siendo necesario en el corpus social como salvaguarda de las esencias democráticas.

Hay un cambio en los hábitos de lectura que arrojan luz sobre algunos de los caminos que el nuevo periodismo debe emprender. La expansión de las redes sociales ha roto en mil pedazos la idea de concentración que conocíamos. Hay tanto que ver y que leer en las pantallas que el tiempo que dedicamos a un único punto de interés se ha reducido drásticamente. Ante el bombardeo de mensajes, noticias y todo tipo de golosinas en forma de vídeos o juegos, el usuario ha fragmentado su mirada y con ello ha reducido los tiempos que puede dedicar a cada mensaje. Y no sólo como consumidor pues el receptor se ha convertido también en un emisor de su propios contenidos en un arrollador paisaje interactivo en el que los periodistas profesionales deben defender a capa y espada su prestigio ofreciendo trabajos serios, responsables y veraces, amoldando sus formas a las nuevas herramientas pero manteniendo el fondo libre de los lodazales.

Las redes no sólo son un gran patio de vecinos donde intercambiar chismes, confidencias o fotos de vacaciones, también se han convertido en grandes altavoces de la actualidad informativa, especialmente entre la gente joven que conecta mejor con esas plataformas más lúdicas y flexibles. Los medios tradicionales deben estar ahí pero intentando encontrar soluciones imaginativas al hecho de que colaborar con las redes tiene el peligro de que sea éstas las principales beneficiarias de la colaboración en un grado excesivo.

De la misma forma que los escritores prefieren ver sus libros en papel antes que en ebook, aún conserva el papel un renombre y un encanto que la pantalla no tiene, al menos en las generaciones más adultas. Es indudable que el flanco digital crece en todos los medios de papel, pero estos aún tienen la mayor fuente de ingresos en ese soporte y sería un suicidio prescindir de él mientras no se logre que lo digital tenga ingresos publicitarios suficientes para la supervivencia de un periodismo libre e independiente, máxime cuando vivimos una etapa de crisis permanente en lo que a ingresos publicitarios se refiere.

El nuevo periodista se enfrenta pues al mayor cambio sufrido por su profesión en toda su historia, superior incluso al que vieron las generaciones que pasaron de las máquinas de escribir a los ordenadores. Es un cambio de era, no sólo de ciclo. Ahora ni siquiera se puede hablar de una pantalla porque las informaciones llegan por varias sendas siendo el teléfono móvil el que se está llevando el "gasto" al agua. Cada mensaje necesita un medio distinto y el profesional debe adaptarse... O aburrir.

No obstante, no hay que asumir que este nuevo periodismo se limite a alimentar de información simple, breve y poco profunda la gran boca de la actualidad pues hay estudios que demuestran que existe un gran número de usuarios que también acceden en móviles y tabletas a artículos de largo recorrido. Pero como apunta lúcidamente José A. García Avilés en un artículo sobre la transformación del periodismo, los medios que quieran tener futuro y ganarse a las nuevas generaciones no pueden olvidar la importancia capital de los vídeos en el nuevo terreno informativo. Y más con la implantación de la realidad virtual que se avecina. De la misma forma que los "booktubers" o "youtbers" están sustituyendo a la crítica tradicional a la hora de influir en la sociedad para marcar tendencias y lanzar nuevos autores, la información pura y dura también ha de encontrar su camino para transmitir a los usuarios los mismos criterios de veracidad, honestidad y coraje que han hecho del periodismo el mejor oficio del mundo. Y que siga siendo así por muchos años, sea cual sea el medio por el que se transmite ese mensaje.

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