Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Incendio de verano

Los incendios forestales provocados tienen algo de guerra de baja intensidad. Una guerra contra lo que sea: los servicios forestales, los ecologistas, los mariquitas o el Gobierno, tanto da. Guerra. Su lado divertido es escuchar la pronunciación de los santos nombres de Carcaixent y Terrateig a cargo de los noticiarios nacionales. Más difícil es el nombre del ministro de industria de Arabia Saudí y bien que lo articulan: se nota que ellos tienen petróleo y nosotros arrastramos el culo por las pavesas. Me pregunté que le habría pasado a mi amigo Paco Tortosa, que tiene domicilio en Carcaixent, y como habría quedado La Serratella: los huertos viejos y crasos fueron un muro de contención para las llamas.

Eso me cuenta mi amiga Mayla Esteban que trabaja para el Cervantes. Mayla me habla de otro incendio carnívoro que se originó hace ochenta años, un dieciocho de julio, y que no se apagó del todo, ni en tres años. Su abuela, se vio en Cullera, con dos criaturas, de vacaciones en un país en guerra, que quita mucho las ganas, la verdad. Regresó a Madrid disfrazada de enfermera y con los niños ocultos bajo unas mantas. Hacen falta muchas ganas de acometerse para comenzar una guerra un 18 de julio. Com es pot fer amb tanta calor la guerra de Cuba?, se preguntaba Jaume Sisa, pero entonces un bracero podía ir de los Pirineos a Gibraltar, por la solana, sin ver un árbol ni recibir un vaso de horchata.

Los niños se lo pasan bien en las circunstancias más inconcebibles y la niña que sería abuela, de nuevo en Madrid y con una amiga, se plantó, pasito a pasito, en las trincheras republicanas de la Ciudad Universitaria, donde fue descubierta. Pero volviendo al fuego civil, que es preferible al militar, como pasa con la música y la justicia, al final va a ser más barato una temporada de limpieza del bosque que varios siglos de lamentaciones. En la Serratella hay un enorme depósito de riego rodeado de huertos con el sistema de goteo. Sólo un naranjero sigue regando a manta. Como el poblado galo de Astérix, él mantiene, por ahora, el estanque, musgoso útero, percutor de la lluvia, barrera antiincendios.

Compartir el artículo

stats