Todavía algunos siguen anonadados preguntándose qué pasó para que las previsiones fallaran. Como cuando nos consultan sobre nuestros programas favoritos y nunca sale «Sálvame». Y qué mejor manera de saber la verdad que encargar otras encuestas para averiguarlo. ¿Hubiera afirmado usted que votaría a X en alguno de los sondeos en campaña? ¿Votó finalmente a ese partido? En caso negativo, ¿por qué no? a) tenía resaca, b) cambié de idea por el Brexit, c) fuimos a la playa y se hizo tarde, d) me convenció el candidato del partido Y, e) DNI caducado f) Otro (a concretar): Me encantó Rajoy en «El Hormiguero».
Porque si las encuestas han decepcionado, las apariciones en televisión han sido el mejor soporte para la propaganda electoral. Lo que apuntó maneras en diciembre ha ido a más y habrá que analizar su influencia en los resultados. Primero, Rajoy no quiso ir al debate a cuatro. En esta segunda vuelta, fue el más auténtico de los candidatos y, sin entrar en lo que se dijo, que siempre es lo de menos en estos casos, no sobreactuó. Los más televisivos como Iglesias ya habían tocado techo. Difícil rascar más votos aunque se atreviera en «El Objetivo»; más que perder con su «somos socialdemócratas, aunque no de toda la vida» que además consiguió uno de los mejores chistes del presidente en funciones en el «show» de las hormigas: «mientras no se declare demócrata cristiano, yo tranquilo». Fue seguido con más interés que el resto de líderes. Más de dos millones de espectadores/votantes le vieron tutearse con Pablo Motos de muy buen rollo y responder a cuestiones de geografía española mientras andaba en una cinta como en sus vídeos electorales. Seguro y sin perder la respiración. Una semana más y va a «El Intermedio» a por la mayoría absoluta.
