Las lluvias escasas y las altas temperaturas están teniendo una importante incidencia en la producción de muchos sectores agrícolas, desde la almendra a la viña „que está requiriendo riegos„ al arroz y los cítricos. La Unió de Llauradors i Ramaders ya advertía el pasado verano de la incidencia de un aumento térmico destacado en los cítricos previo al primero de agosto, fecha en la que comienza la cobertura de las aseguradoras agrarias para los daños por calor.

La tendencia de déficit pluviométrico y elevados valores se ha intensificado durante este año en la mayor parte del ámbito mediterráneo. Por ejemplo, las últimas cifras ofrecidas por la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) muestran que junio ha vuelto a ser un mes cálido y muy seco en el territorio valenciano, donde las temperaturas medias han sido 0,6 ºC más altas de lo habitual y las lluvias, un 72 % inferiores. Por todos estos motivos, es muy acertada la investigación liderada por la Universitat Jaume I de Castelló, teniendo en cuenta también las previsiones del cambio climático.

Este trabajo „desarrollado por Sara Izquierdo y Vicent Arbona, del Departamento de Ciencias Agrarias„ analiza los efectos de la sequía y el calor sobre los dos patrones más comunes utilizados en citricultura (citrange Carrizo y mandarín Cleopatra). Además, es un estudio pionero porque aborda, por primera vez, el estrés combinado que padecen los naranjos por ambos factores: ausencia de precipitaciones y una tendencia al alza de los mercurios.

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