El clima tiene curiosidades que no siempre aparecen en los libros. Hoy les comento algunas. Todos habrán visto un mapa meteorológico, bien del estado actual de la atmósfera bien de una previsión. Anticiclones, borrascas, delineados a partir de las isobaras, las líneas que unen puntos con la misma presión atmosférica. El mapa se completa con los frentes, donde contactan masas de aire de distinta temperatura. El frente cálido se indica con semicírculos; el frío con triángulos. ¿Por qué? Los semicírculos esquematizan el sol, pues detrás de este frente de lluvias suaves llega el aire cálido, tiempo despejado y soleado. ¿Y los triángulos? Simbolizan un carámbano porque detrás del frente frío llega el aire gélido, de procedencia polar o ártica. Otra curiosidad es el poder de los ascensos de aire en una tormenta. Las nubes de desarrollo vertical son los cumulonimbos, las nubes que observamos en una tormenta de verano en la montaña o en los potentes ascensos de un huracán. Uno de esos pequeños cumulonimbos tiene suficiente energía para suministrar a uno de nuestros hogares (no el de Al Gore, que gasta bastante más) durante ¡17 años! ¡Quien pudiera enchufarse a un cumulonimbo! La presión atmosférica es el aire que tenemos encima, en torno a los 1000 hectopascales o milibares. Es el equivalente a llevar 10 metros de agua. He mencionado antes los huracanes. Todos los conocemos por la potencia de sus vientos, pero su peligro es triple: hay que añadir las abundantes precipitaciones y el ascenso de nivel del mar por el efecto de succión del aire ascendente. Una caída de presión de 1 milibar supone el ascenso de nivel del mar de un centímetro con lo que los huracanes más potentes pueden traer ascensos de cerca de 40 centímetros al que sumar el efecto del oleaje. ¿Lo sabían?