Desde la antigüedad, las fábulas han servido para expresar esa filosofía popular arraigada en la realidad. En política, extraños compañeros se juntan para un largo viaje con ilusionantes bagajes y proyectos, pero al final unas veces el sol, otras las lluvias hacen dudar de la dirección elegida y el destino final. Llegan las crisis. Los matrimonios políticos siempre son problemáticos, y más en los tiempos electorales. ¿Cómo quedará, después de las elecciones del 26J, la coalición entre el PSPV y Compromis? ¿Serán capaces de mantener la necesaria fidelidad activa para que sus frutos sean maduros y fecundos? ¿Podrán resistir las numerosas tentaciones y los avatares del día a día? ¿El Pacte del Botànic seguirá vigente o se revisará? Todo esto me lleva a recordar la fábula hindú del pájaro mítico Bhérunda. Es un pájaro con un cuerpo pero con dos cuellos, dos cabezas y dos conciencias independientes. A raíz de la continua convivencia, las dos cabezas empezaron a odiarse y decidieron hacerse daño entre sí, por lo que empezaron a tragar piedras y veneno. El resultado es evidente. El pájaro empieza a tener espasmos y muere gimiendo en voz alta. Krishna, con su misericordia ilimitada lo resucita para que recuerde siempre a los hombres cuál es el final de cualquier odio: jamás consume solo al odiado, sino siempre, y a la vez, al que odia.

No sé si acabarán odiandose políticamente el PSPV y Compromís. Tienen todas las cartas para que esto acontezca. Al PSPV desde Madrid le van a tirar de las orejas seriamente, dependiendo de como queden al final las negociaciones para formar Gobierno. La lectura desde Ferraz de esta entente, promocionada como modélica, puede ponerse en crisis. De ahí que las dos cabezas empiezen a odiarse y hacerse daño entre sí. Unas razones u otras les pueden conducir al odio, a medida que se acerca la próxima cita electoral, en principio 2019, si no tenemos terceras elecciones. Sin olvidar que la segunda, Compromís, ante la debilidad pensará en matar a la otra para reivindicar su primacía. Pero al final, puede morir el pájaro Bhérunda. Mueren los dos a la vez, el odiado y el que odia.

En todo caso, esta singularidad de la Comunitat Valenciana va a ser divertida, en cuanto se desmelenen políticamente. Las elecciones generales han creado el efecto revisión del Pacte del Botànic y han despertado la posibilidad de la participación de Podemos+IU en el gobierno valenciano. Sin olvidar el anuncio de cambios en el gobierno por parte de Puig, pero la pregunta es quien los hará: ¿Puig? ¿Oltra? ¿Pérez Montiel? ¿Los tres? Un poco complicado, pero habrá que ver a la luz de los rechazados y los que vienen. En todo caso el PPCV, sin hacer nada y con la que ha caído, ha obtenido el resultado de sobras conocido. Los gobernantes actuales se han quedado anonadados y han manifestado una sorprendente e innecesaria rabia, que rayaba el patio de colegio. Auguro una legislatura corta y divertida, pero dramática para el pueblo valenciano, si no cerramos los temas nucleares de índole económica, y nos dejamos de postureo inútil. Ahora tienen tres años por delante para emular al pájaro Bhérunda o desplegar políticas consensuadas, que respondan a sus acuerdos preelectorales y atiendan al bien de los valencianos.