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Gurús de la pirotecnia

El fugaz ascenso a los cielos de la joven que regaló 14 escaños al Partido Popular tras ser incapaz de frenar el «brexit» en Reino Unido

Curioso el fugaz ascenso a los cielos de la joven rubia que compartía selfi con Mariano Rajoy la triunfal noche del 26-J. A Isabelle Wright, miembro de la emergente consultora norteamericana Messina Group, se le atribuyó la categoría de gurú tras ayudar a los populares a conseguir una propina de escaños en el Congreso, catorce, que ni los más optimistas entre los conservadores esperaban. ¿Cómo? Echando horas ante el ordenador durante la campaña electoral para identificar a los miles de españoles que aún no habían decidido su voto y entonces€ ¡zas!, un irresistible mensaje del líder Rajoy para convencer hasta el último indeciso. Atribuirle todo el mérito de la hazaña a la joven rubia que no hablaba español ni sabía de la distribución del país en provincias fue tan excesivo que el propio Jorge Moragas, artífice de la remontada, tardó pocos días en matizar: «No es como lo cuentan».

La fórmula mágica de Messina Group había alcanzado la cima tras echarle una mano a Barack Obama y a David Cameron en sus citas electorales a cambio de una astronómica cifra de dinero. No era la primera vez que, con dudoso resultado, el Partido Popular había decidido importar eslóganes y estrategias de otros países para intentar darle la vuelta a los comicios. En 2007, Mariano Rajoy envió emisarios a París para tomar nota de las frases que habían llevado a Nicolas Sarkozy al Elíseo. Sus chicos «calcaron» el método del líder de la UMP, pero se olvidaron de traer el ingrediente más importante: los ciudadanos. Rajoy se quedaba lejos de Zapatero, cuyo triunfo naufragaría en las aguas de la crisis.

En esta ocasión, la estrategia era la joven del selfi. Wright vino de la mano de un gigante cada vez más conocido, Big Data, una ingente base de datos que rastrea nuestros hábitos en Internet para terminar sabiendo de nosotros más que nosotros mismos. Juntos, encontrarían hasta el último indeciso para convencerlo de introducir la papeleta azul en la urna. Interesante, sin duda. Pero, díganme cuántos gurús hubiera necesitado Alfredo Pérez Rubalcaba para evitar el desastre socialista de 2011. Coincidirán en que al sucesor de Zapatero no lo hubiera salvado ni el protagonista de «La cortina de humo», el excéntrico director de cine que lanza a Estados Unidos a una ficticia guerra con Albania para tapar un escándalo sexual que amenaza con echar abajo la reelección del inquilino de la Casa Blanca€ y lo consigue.

Menos dudas caben de la habilidad de Isabelle para «vender» su particular fórmula de la Coca Cola la noche electoral con aquella fotografía de móvil. Pese a la emergencia de las redes sociales, sigo confiando en la voluntad y en la libertad de los ciudadanos para decidir su voto tras valorar la verdadera campaña, la que dura cuatro años. Aunque en este caso quizá esté más de acuerdo con la frase que Bill Clintón le confió una vez a los gurús de Messina Group: «Todas las elecciones son un referéndum sobre el futuro, no sobre el pasado». Tan sencillo como pensar que los españoles no querían entregar, por el momento, la llave de la Moncloa «al de la coleta».

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