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Nos quedan 3 años de aguantarnos

Arranca una larga campaña preelectoral de un trienio hasta las autonómicas de 2019

Parafraseando a Rafa Benítez, nos quedan tres años de aguantarnos. Es lo que va a durar la larga precampaña electoral que desembocará en las elecciones autonómicas de 2019. Los protagonistas de la misma ya han comenzado a escalar los primeros puertos de montaña „para el sprint aún queda„ pero es obvio que todos han tomado posiciones en el pelotón, ahora que el Tour se empina hacia el Pirineo. La pregunta que de ahora en adelante deben hacerse nuestros estimados representantes es qué pueden hacer ellos por los valencianos.

Economistas. En este sentido los economistas valencianos han dado algunas pautas esta semana. Miren, Hedi Lamarr inventó el wifi y Keynes la inversión -aunque sea pública- como el combustible que sostiene la economía. La primera ignoraba que era la precursora de un ingenio universal y el segundo que sería la bestia negra de los liberales. En cualquier caso Keynes es un asidero socorrido cuando la economía libre, en sí misma, es incapaz de generar empleo y riqueza al ritmo que requiere la sociedad. Los economistas valencianos „liderados por su decano Juan Manuel Pérez Mira„, han reivindicado a Keynes. El barómetro que publica este colectivo es el termómetro más potente y fidedigno de las cuentas del reino, la mayor aproximación que existe a la salud económica del país.

El papel del Estado. Los 1000 economistas valencianos sondeados „plurales desde el punto de vista geográfico y sectorial„ reflejan una percepción muy cercana a la realidad. Los economistas valencianos defienden la conveniencia de relajar las políticas de austeridad y consolidación fiscal y que se abra una fase más expansiva en cuanto al gasto público „aunque sin perder de vista el control del déficit„ como forma de reafirmar la recuperación económica. Los señores de los números también se han mostrado favorables a hacer algo que incomoda bastante a los liberales: la necesidad de «regular», en este caso, los negocios «en la red» para promover la competencia y el crecimiento económico. Y como tercer elemento a destacar, denuncian „atención„ el estancamiento de la economía valenciana y española como consecuencia del largo periodo de incertidumbre política que debe solventarse en breve.

Gobierno e inversión. Los economistas piden a los políticos que espabilen, que se organicen y que inviertan. Más inversión del Estado, traducido al valenciano, implica que la Administración central corrija definitivamente la marginación atávica de la Comunitat Valenciana. Ese será „sin duda„ el verdadero caballo de batalla en el próximo trienio y la forma en que gestionen este problema tanto el Consell como la oposición condicionará el resultado de las urnas en 2019. En el caso del PPCV „recuperado antes de lo previsible y contra pronóstico virtual ganador de las últimas elecciones en la CV„, su reto consiste en que puedan abandonar el habitual seguidismo, la genuflexión hacia sus oficinas centrales y que se rebelen en la reivindicación. Tiene Isabel Bonig ante sí la oportunidad de reclamar un protagonismo propio y diferenciador en este ámbito. Bonig dio con la tecla al plantear las elecciones generales en clave de comicios anticipados y su partido „ni un día sin susto judicial„ erigiéndola como única referencia. Alertó sobre los vicios y defectos del tripartito allí donde patina: la simbología, las creencias, la educación, los impuestos y la radicalidad? Pero debe la líder de La Vall abrir el compás, recuperar apoyos, reiniciarse en algunos ámbitos de transversalidad, dulcificarse en su ademán y trabajar para que su formación deje de ser percibida como un grupo antipático y solitario „la comisión del metro o RTVV demuestran que el PPCV camina solo„.

Ximo. En este contexto, ¿cuál es el plan de Ximo Puig para el trienio? El Consell se ha marchado a Torrevieja a meditar. Bajar al sur es una costumbre muy socorrida. El PP lo llamaba «vertebrar la CV» y estos «coser el país». Las grandes incógnitas que plantea el resto de la legislatura se resumen en cómo gestionará el president la bicefalia de su gobierno. Si piensa mimetizarse con su entorno, generar una copia de Compromís y apostar por el modelo del PSC cuando las bases ya le hicieron recular en sus primeras intenciones. Puig ha de manejar variables internas y externas. ¿Se desgastará o triunfará ante Ferraz en su pulso por generar un modelo valencianista? ¿Y qué equilibrios internos jugará en los congresos de Valencia y País para no descarrilar? Respecto a las claves internas, ¿hasta qué punto explotará el concepto del enemigo externo en la figura del Gobierno Rajoy „si se sustancia„ que le niega a la CV el aire que respira? Y, finalmente, ¿le obligará la evolución del panorama político ?si no adverso sí poco complaciente- a hermanarse todavía más con Mónica Oltra?

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