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Mentiras de guerra

Los británicos, que fueron a la guerra de Irak (que se libraba en un mar? de arena), los británicos, que se apuntaron con su bien conocida marcialidad a la aventura militar de Bush niño, han tardado una pila de años en elaborar un informe, más expiatorio que aclaratorio, del que Tony Blair, el amigo de Josemari Aznar (y viceversa), sale del color del sonrojo pero, en mi opinión, no bastante penitenciado. También aquí se le echa la culpa a los fallos de inteligencia, como si hubiera algún servicio de espionaje en el mundo que trabajara al margen de la política de su gobierno. Los espías dijeron lo que el premier quería oír: comerle la orejita como primera maniobra erótica, luego la cosa seguiría por su cauce. Había un adversario, en efecto. Y les había poseído.

Este tipo de labores, los informes parlamentarios, suelen gozar de buena reputación, hasta se llaman autocríticas. En realidad son mera hipocresía y uno echa en falta que no haya un poco más de estilo Mourinho: «Sí, fuimos a machacar moros, ¿qué pasa?». O como decía un concejal de mi pueblo, del PP, para justificar la guerra: «Per a una volta que estem amb els americans, no anem a posar-nos del costat del indis?». Mientras tanto, Aznar, no abre el pico (pero quizás ya no le convenga viajar por ahí) y Bush niño, que no ha vuelto a la bebida, repite la única frase que es capaz de articular: «Ahora Irak es mucho más seguro». Desde luego. No hay más que ver las bombas que estallan a diario entre Estambul y Damasco, entre Bengasi y Bagdad, entre Kabul y Karachi, aunque los muertos son de poca calidad, clientes de los mercados y fieles de las mezquitas, mayormente. Pero el petróleo fluye.

Aquella guerra ilegal, idiota e inoportuna, provocó un movimiento de oposición planetario, pero las botas ya estaban lustradas y los macutos llenos. Fue una guerra de contratistas que pensaban forrarse y lo consiguieron, de soldados de atrezo, de mercenarios de Blackwater, de petroleras con el alma de betún, de señores de las tinieblas, de pavos de goma y Bush disfrazado de piloto de caza (le quedaba bien la guerrera). Y el resto, por un estilo.

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