Vivimos en una zona de extrema variabilidad espacial de registros meteorológicos. Esto se debe fundamentalmente a nuestra intrincada orografía y a los caprichos de nuestro clima mediterráneo, amado y odiado a partes iguales. En las pasadas semanas hemos tratado de analizar, para cada una de las principales variables meteorológicas básicas, como se puede medir esta variabilidad de forma representativa y operativa, para poder seguir y tener controlados todos los riesgos derivados de la meteorología y también para conseguir la mayor información posible para sectores como la agricultura, la energía o el turismo, para los que la meteorología tiene una importancia estratégica básica. La semana pasada analizamos el viento, esta continuaremos por la temperatura.

La temperatura también es un valor extremadamente sensible al lugar y protección del sensor de medida, no únicamente debido a las especificaciones técnicas que marca la OMM como reglamentarias para poder tener valores homogéneos y representativos -a 1,5m de altura sobre terreno natural-, sino también a la posición orográfica en la que nos encontremos, puesto que en función del viento y la cobertura nubosa se podrá dar o no el fenómeno de inversión térmica por las noches. Este fenómeno, que se puede llegar a dar un buen número de noches a lo largo del año, implica que unos pocos metros de altura en la posición de la estación pueden llegar a implicar diferencias de incluso más de 5ºC en temperaturas mínimas; por el día con las temperaturas máximas puede ocurrir algo parecido si no corre viento y el cielo está despejado de nubes, siendo la zona más baja y peor ventilada la que muestre mayores amplitudes térmicas. Así pues, ¿qué estación es más representativa de un valle, la que está en la cima o en el fondo?, pues como ya se comentó con el viento, ambas ubicaciones podrían ser perfectamente válidas y representativas dentro de su ámbito orográfico, resultando muy importantes para un gran rango de usuarios, además de para hacer estudios climáticos. Como ya comentamos con el viento, no todos los que estamos dispuestos a instalar una estación lo podemos hacer a 1,5m de altura respecto a suelo natural, existen muchas estaciones en tejados y terrazas de edificios dentro de poblaciones y dichos datos a buen seguro que tienen su importancia para un buen número de usuarios más allá de la mera curiosidad, de manera que si están ubicados a más de 2m de distancia de la superficie más cercana y con garita homologada pueden ser perfectamente válidos.

Dada la extremada variabilidad y peligrosidad en algunas épocas del año; con olas de frío y de calor, los registros termométricos cuanto más fiables, numerosos y visibles sean para el ciudadano mejor para la sociedad. En este sentido, el cometido de AVAMET creando una gran red con las estaciones de sus socios e instalando nuevos equipos en zonas rurales con ausencia de datos, siempre tratando en la medida de lo posible que la medida de temperatura y humedad relativa sea fiable y representativa del lugar en el que se encuentre; puesto que puede tener una importancia vital en emergencias meteorológicas y para incendios forestales. Y así ha sido visto por la GVA a través de la Agencia de Emergencias, con la que se firmó hace unas semanas un convenio marco de colaboración que ya se está desarrollando.