Hoy es lunes, ese día primero de semana que todos odian, pero yo adoro, que no es que yo sea diferente, ahora menos, que soy una de los casi 6 millones de parados que hay en España y sin posibilidades apenas de retomar mi actividad laboral debido a que paso de los 40 años, claro, por eso qué más me da que sea lunes o viernes, todos mis días son prácticamente iguales, sin tener que madrugar, sin horario concertado, sin tareas cotidianas, sin tener descanso el fin de semana porque ya lo tengo toda la semana.

Igual cuando trabajaba en una oficina mis lunes tampoco eran odiosos, a veces, algunas veces, eran estupendos, porque escapaba del aburrido fin de semana, que mis fines de semana tienden a ser aburridos porque estoy sola, más solita que la una, y cuando no estaba tan sola, los fines de semana no podía ser, mira por donde, desgraciada que es una hasta para tener un fin de semana de fiesta en amor y compañía. Me ponía que llegara el lunes para ir a la oficina y relacionarme con seres humanos, aunque luego me pusieran la zancadilla y me criticaran las mujeres porque yo era más lista y más guapa, y ellos me tuvieran miedo porque yo era, obviamente más guapa, e infinitamente más lista...

Y no, no fue por eso, pero me quedé sin trabajo de oficina, y quise buscarme un trabajo algo más creativo, más acorde con mi personalidad y mi talento, más propio de mis capacidades y deseos, pero claro, no tenía ni tengo títulos que acrediten mi valía y mi talento, que el talento lo llevo dentro, no me lo han creado ni enseñado en ninguna escuela, por eso no tengo título, a ver cómo lo demuestro si no saben hacerme las preguntas adecuadas para que yo dé las respuestas correctas, que luego llega otra más joven con los bolsillos cargados de títulos aunque tenga una memez de talento y la cogen.

Todavía no he encontrado la manera de enseñar mi talento y sólo mi talento, que no es el cuerpo terso, que yo el talento lo tengo en el cerebro, y por eso sigo sin trabajo, que tampoco tengo subvención ni mecenas para montarme un negocio propio y ser yo la que le diga a uno que no tiene corbata suficiente para ocupar el puesto. ¡Jolines!

Lo mismo engordé el currículum que lo adelgacé, da igual, paso de los 40 años y el padrino se quedó en la mafia, no quiso adoptarme, que igual si me adopta me pone un arma en el bolsillo y me manda a pegar tiros por ahí, pues mira, viendo el panorama, me lo pienso y me hago con una de buen retroceso y silenciador, y me hago asesina a sueldo, vamos, como un sicario en toda regla, ya sabes, panorama para matar, que no es lo mismo querer quitarse la vida que querer morir, no es que yo desee morir, pero la vida no sé yo, ¿de qué me sirve ahora mismo?

Dicen que yo soy rara, no soy rara, bien lo sé, soy diferente, por eso me gustan los lunes, porque es el primer día de la semana, el que indica, más o menos, por dónde irán los tiros, que luego igual no me gusta, pero por un día no lo voy a odiar, ya después me reconcilio con el martes, hasta que llegue el viernes y me despida de la semana "no" laboral que yo voy a tener. No voy a negar que por mucho que me gusten los lunes, también adoro los viernes, la antesala de un par de días en los que al menos no iré a 20 empresas y esas 20 me dirán buenos días y adiós en cuanto lean que paso de los 40, el resto del currículum da igual, a mí también me da igual, tengo unos más de 40 años preciosos, llenos de vitalidad, energía, ideas revolucionarias que estarán ahí hasta que cumpla los 67, es decir, más de veintitantos años después.

No sé hablar alemán, también es verdad, ni ruso, que ya me gustaría, pero domino como ninguna el idioma del talento y la responsabilidad, aunque también a veces me distraigo y me quedo viendo la tele y me río con esos programas basurilla que se parecen tanto a mí porque son diferentes, es decir, de los que le gustan a la mayoría de la gente "normal".

No se crean que es que me he estado tocando los rizos del pelo desde que me quedé en paro, estuve unos meses, por decir algo, en un algo que se parecía a un trabajo y tuve una jefa histérica, intolerante y con muy mala hostia, me daba muchos problemas la mujer, pero como soy yo la que tiene la fama de mala hostia, me cayeron a mí por decreto, tampoco se crean que me gustaba estar ahí y por eso aguanté esos meses, el asunto fue que mi estómago crujía mucho y demandaba comidita 'pa' mi alma, mire usted, y tuve que estarme ahí más tiempo del que pensaba por esa tonta necesidad de mi estómago, en cuanto pude me largué aún con la dignidad bien alta. Por la noche aparecen las brujas, esas del grano en la nariz y la escoba, para decirme que si me apetece un viajecito por la noche oscura, les pregunto por las condiciones, ya sabes, cuánto sueldo, cuántas horas, si me pagan dietas y kilometraje, vamos, lo que sería lo justo, pero no se aclaran, que como es de noche y no ha salido la luna llena no ven bien la letra pequeña del contrato.

O me lo aclaran o nada, no hay negocio, que luego se me cae el talento desde allá arriba de la escoba y es lo mejor que tengo aunque nadie lo vea ni lo entienda, al menos en este país.

Aunque, viendo que no existe ni la más remota posibilidad que yo en lugar de cumplir años, los descumpla, quizá alguna de esas noches estrelladas me suba a la escoba y deje que crezca un grano en mi nariz. Que digo yo que el trabajo de ser bruja tampoco debe estar tan mal y tal vez me permita asustar a esos que en cuanto ven que tienes más de 40 años no leen más de tu currículum.

Si vieran mi foto ya me dirían dónde tengo esos dichosos más de 40 años. En el grano de la nariz no, ya se lo prometo.

Paciencia me dé dios que de momento y no sé hasta cuando, yo seguiré adorando los lunes.