Ante la lluvia constante de noticias negativas que diariamente nos caen, resulta muy higiénico salir de paseo con un buen paraguas o darse un baño de buenas noticias, costumbre que deberíamos fomentar por salud mental. Focalizar en lo positivo genera bienestar emocional. El abuso de noticias negativas envenena nuestro cerebro y resulta tóxico ya que nos carga de energía negativa, nos volvemos más temerosos, agresivos y tristes. Está comprobado que la visión de catástrofes altera el sistema inmunológico. En los noticieros o en los telediarios debería haber una paridad entre buenas noticias y malas noticias. Parece como si en lo nocivo es en lo único que ponemos el énfasis.

A una noticia se le puede dar un aire positivo o negativo, busquemos el lado mejor. Que la corrupción esté aflorando y la Policía Nacional o la Guardia Civil pongan en manos de los jueces cada vez más casos es una gran noticia, supone que los poderes del Estado son independientes, que el país funciona y que quien la hace la paga. En los países donde no aflora seguramente es porque no existe libertad.

La otra parte de la actualidad no ocupa portadas ni cabeceras de informativos. ¿Son noticia las buenas noticias? Si hacemos caso a un clásico del periodismo norteamericano como Charles Anderson, una noticia debe impactar, pues según él que un perro haya mordido a un hombre no es ninguna noticia; una noticia es el que un hombre haya mordido a un perro. ¿Merecen ser difundidas las buenas noticias?

Buceando un poco en los medios de comunicación encontramos informaciones positivas que pasan desapercibidas. El año pasado bajó un 3 % la criminalidad en España; cuando tenemos la oportunidad de viajar fuera nos damos cuenta de que tenemos un país con un índice de seguridad muy por encima de otras naciones. El consumo de drogas disminuyó entre los adolescentes en 2015. Desde hace 24 años España es líder mundial en trasplantes. El FMI prevé un crecimiento de España de un 2,7 % en 2016 y un 2,3 % en 2017. El número de desempleados disminuyó en 354.203 personas en 2015. La economía valenciana en el primer trimestre del 2016 ha experimentado el mayor crecimiento del PIB de la última década, un 4,1 %. Científicos están empelando bacterias que descomponen plásticos y reducen su impacto ambiental. El Instituto Catalán Médico está trabajando con una proteína que impide el crecimiento de tumores de mama.

Junto a estas noticias de la actualidad existen héroes anónimos que merecen su reconocimiento informativo. Es el caso del misionero valenciano José Vicente Miguel, que trabaja desde hace 12 años en un centro de acogida en Abiyán (Costa de Marfil). Cuando allí estalló la guerra civil, fue de los pocos europeos que se quedó. Ayuda a jóvenes de la calle, huérfanos, maltratados o víctimas de la explotación. Por otro lado, los que habitualmente corremos, estamos acostumbrados a compartir asfalto con los corredores de Avapace (asociación valenciana de ayuda a la parálisis cerebral). Fomentan la integración en la sociedad de los que padecen esta enfermedad. Es admirable ver la alegría con la que llevan en las carreras a los niños. Otro hecho muy loable es que catorce alumnas y una profesora de Cumbres School hayan donado parte de su cabello en beneficio de Juegaterapia para construir un parque infantil en la azotea del hospital La Fe de Valencia. ¿Acaso estas noticias no merecen el titular de algún telediario?