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Financiación, el gran debate que sostendrá a España

A sabiendas de que será considerada una imperdonable incorrección política, ha llegado el momento de solidarizarse y alabar al ministro Cristobal Montoro, quien ha mantenido el tipo frente a la batería de insultos que durante meses ha recibido de diestra y siniestra. Ignoro si el Reino de España tendrá en breve un gobierno, pero si ello ocurre se deberá en buena parte a haber llegado a esta semana previa a las decisiones del Eurogrupo (multa se llama la figura) sin que las comunidades autónomas (CC AA) hayan sido intervenidas por el Estado. Uno ha explicado reiteradamente que con Ley de Estabilidad Presupuestaria, que desarrolla el artículo 155 de la Constitución, estas intervenciones podrían haberse producido desde hace muchos meses. Con la posible multa y sus medidas consiguientes, la situación será mas crítica, pero al menos todas las CC AA, en especial nosotros y Cataluña, van a encararla de forma conjunta. Esta es la fuerza centrípeta de la financiación autonómica.

En una fase de duración desconocida como ésta de recortes inevitables ningún ciudadano debería dudar que no será posible mantener un estado autonómico sin una reforma federal que suponga un gran acuerdo en materia de financiación. Con independencia de la empatía que Montoro despierte coincidamos en que ha gestionado el FLA hasta el límite y ha sabido poner cara de póker ante presiones tanto del tipo «¿qué hay de lo mío?» o «¡es indignante nuestra discriminación!», como de «¡solo nos interesa la independencia!».

Con la financiación como trasfondo, el jueves se dio un hecho esperanzador. El ministro de Hacienda del Gobierno central habló del futuro de Cataluña con el vicepresidente de la Generalitat Catalana en el despacho de la vicepresidenta del Gobierno. Hubo acuerdos y discrepancias, pero a la salida ningún insulto, ninguna amenaza, ninguna línea roja. Modos y formas que se revelan como imposibles cuando intervienen los representantes de la Generalitat Valenciana, quienes navegan con menor habilidad en las aguas que incluso controla el independentista Junqueras.

Con el victimismo habitual, aquella misma tarde nuestro president no pudo reprimir un comentario que puede invalidar su autocandidatura de puente entre el Estado y Cataluña: «Los valencianos no vamos a permitir que se produzcan pactos ocultos que beneficien a otras comunidades autónomas y que se produzcan más efectos discriminatorios de los que ya han surgido. Hasta aquí hemos llegado». Posiblemente se equivoca, ya que por fin en España se empieza a hablar con una cierta claridad de financiación votos. Esto y no otra cosa es la realpolitik en democracia. Todo consiste en ser coherente, saber lo que uno puede defender y conocer la situación de los otros interlocutores democráticos. Algunos también lo llaman pactar.

La desagradable y pragmática financiación autonómica va a ser mucho más provechosa para un replanteamiento creíble de la convivencia entre españoles que la plétora de sesudos estudios firmados por gentes de letras y/o de sentimientos desaforados en busca de desaparecidas tribus. Mejor seguir a Sapiens de Noah Harai.

Quienes con mas pasión que conocimiento gritaron «Espanya ens roba» hoy no ignoran que el Estado ha subido la financiación de Cataluña para 2016 en un 12,1% (la segunda en la lista es la Comunitat con un 11,8 %) cuando la media del resto de autonomías lo hacían solo en un 8,7 %.

El conjunto de CC AA acabó 2015 con un déficit de 17.962 millones; 1,6 % del PIB, cuando tenían un compromiso con Bruselas del 0,7 %. De estos millones, una tercera parte „5.532„ se generaron en Cataluña y una quinta „2.548„ en Valencia. En términos de PIB, un 2,7 y un 2,51 % respectivamente.

Con años con déficits alegremente encadenados que han generados deudas de imposible devolución, ambas CC AA deberían estar intervenidas, pero la decisión fue asumir estos déficits hasta donde se pudiera usando tres mecanismos: a) el FLA que se hace cargo de vencimientos anteriores y que además paga directamente algunos servicios básicos; b) reduciendo intereses cuando no anulándolos. En 2016, esta anulación equivalió a 1.236 para Cataluña y a 753 millones para Valencia; menos mal que ambas Generalitats no son clubes de fútbol, porque ya saben lo que le ha ocurrido al Valencia con los intereses irreales; y c) fondos extraordinarios para cubrir los agujeros de las partidas gestionadas por las CC AA.

Obviamente, hasta que llegan estas ayudas se recurre a operaciones de corto plazo. Para cubrir este tercer mecanismo del déficit de 2015, las CC AA esperan este verano préstamos por 5.400 millones (1.366 Cataluña y 1.362 Valencia). Sorprende que episodios como las embajadas catalanas y la resurrección de RTVV tengan la capacidad de sobrevivir con tan impresionantes cifras.

En Cataluña son muchos los que en muy pocos meses han tenido que pasar de creer a pies juntillas que la UE estaba obligada a acogerlos como un nuevo Estado, a tener que constatar que el Reino Unido se marcha y Europa lo acepta sin demasiadas lágrimas. Algunas gentes catalanas, consciente o inconscientemente, han llevado a otros españoles al borde del conflicto civil, pero sus razones merecen atención. Comprenderlas no es un acto de buenismo, ni siquiera de justicia, sino del más puro pragmatismo. Aceptemos y tratemos de minimizar los efectos colaterales del actual episodio de seny i rauxa (¿sensatez y arrebato?) una expresión catalana que deviene de la lucha entre la virtud y el pecado, resabios de la poca pragmática e irrespetuosa cultura católica de nuestros antepasados. No tiene sentido alguno avanzar en la incomprensión, quizás sólo aprender de lo vivido.

Alegrémonos de los nuevos diálogos y olvidemos las ceremonias cicateras propias del palco del Real Madrid, de la prensa de la corte y de tantos ignorantes tertulianos a los que superan cientos de intelectuales de provincias. Muchos catalanes y mesetarios han hecho mas daño del que puedan imaginarse, pero los tiempos no están para ajustar cuentas, a día de hoy.

La Generalitat de Catalunya, con la ayuda de la quizás virtuosa pero poco pragmática CUP carece de presupuestos para 2016 y ya acarrea un déficit de 5.000 millones. A pesar de los tres mecanismos de ayuda citados, para justificar su sueldo el gobierno de JxS está obligado a buscar en los bancos nacionales (obviamente sus homólogos extranjeros se ponen de perfil) continuos préstamos a corto plazo del orden para cuya renovación sucesiva necesita el plácet/garantía de Montoro.

Para que Cataluña no entre en situación de liquidación, una parte de su déficit, unos 1.600 millones, debería ser admitido como candidato al mecanismo FLA. Una solución que agrada al evanescente ministro De Guindos, famoso en Europa por su incapacidad para estimar los déficits del Reino de España y que sin embargo no acepta Montoro con el trasero pelado de repartirlo trimestre a trimestre entre las Comunidades Autónomas. Se ruega evitar el rasgado de vestiduras.

Las autonomías actuales son inviables con su actual financiación, un tema que los españoles deberíamos haber debatido cuando no teníamos gobiernos en funciones. No es antidemocrático que los votos del Congreso de los Diputados tengan el dinero como trasfondo. A

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