Nueva ley. A saber. El Informe sobre la Función Pública valenciana propone que el Consell garantice una especial protección a las empleadas y empleados públicos que delaten corruptelas, aunque estén implicados. Algo es evidente: un político a solas no puede manejar la Administración sin la cooperación necesaria del funcionario de turno. Al menos, sin que lo sepa. Y para poder cerrar esas puertas al paraíso de las arcas públicas, a aprender a cómo manejarse por los pasillos, mejor poner a cubierto al primero que delate y dejar que le llueva a todo el que venga detrás.

Reparemos, reconstruyamos, renazcamos es el lema que utilizaba hace muy poco el Consell en un vídeo promocional para recuperar la autoestima valenciana. No eran sólo palabras. Es un soplo de aire a una tierra que lo único que viene escuchando día sí y día también son escándalos judiciales. Porque lo que no puede ser es que el dinero público se pierda en pechugas de pollo, huevos kinder, hoteles en fin de año o visitas papales, por citar los últimos casos, con el permiso del que está. La Comunitat está arruinada con una Administración pública insolvente. Y nadie es capaz de poner líneas rojas. Ni de asumir responsabilidades. Ni de gobernar en sus partidos. Pero todos son capaces de marear tanto la perdiz que una imputación ha dejado de serlo. Se llama investigación. Es decir, la prensa, que es muy mala. El resultado es que una silla es una silla, y a todo político señalado le cuesta levantarse y dejarla. ¿Qué tendrán sus sillones?

El problema se le pasa al ciudadano. Y al final, las urnas amnistían. Hay tanto hartazgo que ya se ha hecho callo a tanto tejemaneje. Por eso, quizá esta ley puede ser la cura para imponer limpiezas. Esa moral que se despista en cuanto se recibe el acta de representante público. Y esa voluntad de servicio de trabajador de la administración que se emponzoña con el modo en el que uno llega. O con el complemento asignado. O por el miedo a perder el trabajo, o el ascenso si te portas bien aunque no estés cualificado. O con las represalias. El calor o el frío que se recibe.

La purga también debe partir de manera interna. Que responsabilidades hay. La prensa, que siempre se queda con la culpa de todo, no puede ejercer en solitario las campañas de denuncia. (¡Qué sería de todo sin la prensa!) Hace falta reparar daños. Y como decía el vídeo, después de la tempestad no viene la calma, no, aquí sólo hace falta prender la mecha para encender la hoguera. Y quemar a las brujas.