En vísperas de la última campaña electoral, los tres líderes del del Botànic se fotografiaban sonrientemente „con Mónica Oltra en el centro y Ximo Puig y Antonio Montiel a los lados„ para alardear de lo realizado en un año. Y hace unos días, el Gobierno valenciano se reunía en Torrevieja para dar a conocer sus «próximos compromisos», lo que daría a entender que los anteriores ya se cumplieron. Nada más lejos de la realidad.

Veamos. Se nos dijo que se habían cumplido cinco de los siete puntos dedicados al «rescate de las personas». Pues bien, las principales promesas del partido responsable de las políticas sociales eran la aplicación efectiva e inmediata de la ley de dependencia, un plan de choque contra la pobreza creando bancos de alimentos en poblaciones de más de diez mil habitantes, la erradicación de la violencia de género con plan de emergencia contra la violencia machista, hacer efectivo el derecho a la vivienda a todas las personas que carezcan de ella, construir una Administración ejemplar, un plan de emergencia de empleo, una nueva ley de servicios sociales y, cómo no, la renta garantizada con pago inmediato. A la vista de los hechos, un sorpasso a la verdad.

La realidad es que la pobreza, en nuestra comunidad, se sitúa en un 25,3 % (más de tres puntos que en el resto del país) y que las personas en riesgo de exclusión son un 32,9 % (cuatro puntos más que la media española). En este último año hemos visto a las familias de enfermos mentales reclamando atención y plazas, a la plataforma antidesahucios manifestándose en la calle (somos este año la segunda autonomía con más desalojos), UGT denunciando la acumulación de miles de solicitudes de dependencia, al Consell de la Joventut denunciando que el 35 % de los jóvenes que trabajan son pobres... Y hemos visto el retraso en el reconocimiento a las familias numerosas, y cómo las familias valencianas de acogida llevan meses sin cobrar las ayudas, y cómo colideramos las cifras en violencia de género. Estos son algunos de los incumplimientos en materia de política social que el Gobierno del Botànic no menciona, y es que, si en algo es especialista este Consell es en el marketing y en disfrazar con eslóganes nuestra vergonzosa realidad social.

Ximo Puig debería mirar de reojo a esos socios de Compromís que, en materia de asuntos sociales, practican la política de la prestidigitación y poco más. De seguir así, será precisa la llegada de rescatadores que nos rescaten de los que llegaban a rescatarnos.