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Cadena (televisiva) de errores

El fracaso del primer intento de volver a poner en pie una radiotelevisión pública valenciana es el resultado de una cadena de errores de gestión y de cálculo que dice mucho y malo de los sucesivos responsables „políticos y sindicales„ del desatino. Empezando por un PP que crió y alimentó un monstruo imposible de gobernar, cobijo de corruptelas sinfín y de otros delitos de mayor envergadura, convertido en una maquinaria de desinformación que se vio obligado a cerrar de mala manera y a las bravas en un espectáculo bochornoso y retransmitido en directo a todo el mundo. Quienes estaban entonces en la oposición no dudaron en abrazar la causa de los trabajadores que se vieron de un día para otro en la calle, con vistas únicamente a obtener la máxima rentabilidad electoral posible en el corto plazo y sin calibrar en absoluto las consecuencias a largo plazo del galimatías jurídico y laboral creado por el anterior Consell. Así, llegada la hora de la verdad, nada de lo prometido se ha llevado a cabo, ante la cruda realidad de los inconvenientes legales y económicos existentes.

La animadversión de los extrabajadores se ha visto, además, alentada, por un apoyo férreo hasta el último minuto por parte de Podemos, que lejos de su supuesto papel como apoyo del bipartirto desde el exterior ha actuado como un auténtico quintacolumnista hasta que también la dura realidad hizo caer del caballo a su líder, quien no haría mal en confersar en algún momento los auténticos motivos que le llevaron a defender posición tan numantina durante meses. Y que en esta situación PSPV y Compromís hayan quemado en menos de una semana dos nombres como posibles presidentes de la nueva corporación refleja bien a las claras la improvisación y precipitación de todo el proceso y, lo que es peor, como los propios socialistas han reconocido, la inexistencia de un plan B.

Un precipio al que se aproximan empujados también por Ciudadanos, que en un ejercicio de bisoñez e irresponsabilidad acepta de buenas y primeras un nombre de consenso que a las pocas horas rechaza después de haberse informado mejor. Un nombre, por otra parte, que da pie a que el PP designe para el consejo a una de las máximas responsables de la manipulación informativa en la época más dura de RTVV. Con lo que se iba a producir la paradoja de que convivieran en el mismo organismo una censora mayor y uno de los principales instigadores de la denuncia de esa censura y manipulación. A todas luces, una situación que, lejos de alumbrar una nueva etapa, la ensombrecía con vicios procedentes del pasado más oprobioso. Mal punto de partida marcado por una politización de la que supuestamente se pretende huir para alumbar una nueva radiotelevisión independiente y plural.

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